miércoles, 27 de agosto de 2008

McINVASION

Al resto del mundo, no sé, pero a mí la comida de McDonald's, Burger King y ese tipo de lugares (me niego a llamarlos restaurantes, como ellos dicen) me produce un efecto un tanto curioso. Primero está el consabido "mono", consistente en que, a la media hora o tres cuartos de haberte comido tu McRación de suela de zapatilla con salsa dulzona, el hambre vuelve para apoderarse de tu mente y que sólo puedas pensar en volver a degustar una exótica especialidad de estos sitios. Lo de exótico lo digo porque ya empiezo a pensar que esos alimentos no son de aquí, que vienen de fuera del planeta. Esto sería más preocupante porque, quizá, nos veríamos inmersos en un proceso de colonización extraterrestre muy avanzado en el que ya se habrían apoderado de gran parte del mundo, lavándoles la mente con su comida. Los médicos intentarían impedirlo con lavados de estómago, pero este asunto trasciende a las barreras de sus conocimientos.

Además de ese efecto mono, la comida esa tiene el poder de hacer que mi estómago vuelva a su estado natural si se encuentra irritado o simplemente mal por cualquier razón. Me explico: ha habido veces en que me encontraba medio regular del estómago (mi estado natural), pero me apetecía enormemente una MacDosis. Con el miedo en el cuerpo, acerqué por primera vez a un comedero industrial de estos con mi barriga dando saltos de dolor y, ¡oh, sorpresas del destino!, al terminar de comer, me había recuperado. A los cuarenta minutos o así, para no fallar, apareció el efecto mono de nuevo.

No sé si al resto de los humanos les pasará también, no he preguntado. Yo, por mi parte, lo veo de lo más lógico. Si esa comida viene de la cocina de unos seres pandimensionales e intergalácticos y tiene como objetivo principal que nuestros cerebros se derritan ante la imagen de una de sus preparaciones para que no podamos pensar en otra cosa y, así, llegar a la Tierra y hacer lo que les dé la gana, lo normal es que sea una comida regeneradora porque así nos aliviaría de cualquier dolor gastrointestinal, dejando vía libre al efecto mono posterior y, de esta forma, perpetrar su sociedad de cerebros lavados y medio derretidos.

McFin

Venir a nuestro planeta a conquistarnos no es más que cuestión de tiempo, así que sólo tenemos que esperar sentados viendo cómo el culo se nos pone enorme. Lo que yo me paro a pensar en este momento es que, si estos seres son capaces de desarrollar esa teconología alimentaria tan cruel y de siniestros objetivos, qué no harán cuando pongan los pies aquí.

Vamos a morir entre rebanadas de pan con sésamo.

2 comentarios:

Deiene dijo...

Que razón tienes, no se que tienen esas hamburguesas, pero cada vez que paso por un "restaurante" de esos y su olor característico... no puedo evitarlo tengo que comeme un big mac, que lo de big es un decir porque cada vez son mas pequeños.

Me encanta! y son tan guarras... cuando me lo como soy consciente de que me estoy comiendo una mierda, que por cierto calidad precio.... salen caras de cojones, pero no puedo evitarlo.... disfruto comiendomela... esa mezcla de queso naranja con el pepinillo... la lechuga troceadita... uixxx.... si esk... es la ostia.

Acabo de comermela y desearía no aberlo exo, salgo saturada de grasa, y al cabo de dos horas... vuelvo a tener hambre! Mmmm pero no se me ocurre comerme una mnzana, no! vuelvo a pensar otra vez en la big mac. Soy una adicta!!! por eso mis padres no me enseñaron a comer ese tipo de cosas( los padres saben lo que es bueno para sus hijo/as) ,pero ya sabes, a una edad pruebas de todo, y si no controlas acabas enganchandote.

javicillo dijo...

Y, después de comértela, te tranquilizas y empiezas a ver lo que acabas de hacer, te lo recriminas, te culpas por ser tan débil y te juras que algún día, eso dejará de ocurrir.

Espero no ver ningún bebé corriendo por el techo...