miércoles, 21 de junio de 2023

NOS VOLVEMOS A VER

"Cuatro años y ni pistas de dónde has estado. Cuatro años completos de mierda en la cabeza y un adormecimiento que no es normal. Pero, ¿tú te ves? Es que no sé ya si usar lo poco que me queda de mis sentidos para mirarte siquiera. Has quedado en la nada, en un residuo empobrecido de lo que eras.

Esta herida que me dejas no será más que otra mella en tu carrera, en ese largo dilatar la nada, desaprovechar el momento, enfocarte en lo que luego, a pesar de la recompensa, te dejará vacío como nadie, como nada. Es el absurdo hecho persona y, todo ello, reencarnado en ti.

Muecas de saliva en el viento es lo único que podrás recordar, que podrá recordar alguien algún día, de tu propia existencia. Esa estela pretendida que fluyó durante unos años ha desaparecido, perdida en una nube de no saber qué hacer, de funcionar por inercia, de dar lo máximo para algo que, en un principio, aportaría tranquilidad. ¿Tranquilidad? Una mierda.

Ahora ves el resultado de tanto aislar, de tanto concentrarte en una sola cosa que nunca ha pasado por ser tú. Has dejado de lado todo aquello que eras, todo lo que te salvó de un abismo que, por mucho que te duela, aún sigue ahí, atisbando cada movimiento, cada pensamiento irregular, cada soplo de penuria que aparece por tu mente. O, ¿qué te creías?

No estás solo; jamás lo estarás. Aquí somos dos y me da exactamente igual que no lo quieras asumir, que intentes ser feliz a pesar de todo. No me importa. ¿Acaso te crees más importante que lo que te hace funcionar?

Ni miserias, ni desgracias: tu vida. Ahora empiezas a entender que no todo está decidido, que incluso puedes opinar. No te equivoques: podrás hacerlo siempre que yo te lo permita. Al fin y al cabo, aquí eres esclavo de esta oscuridad que yo proyecto, que tú concibes y que ambos aceptamos como única forma de vivir. ¿Albricias de aire libre? Jamás.

Y puede que me deje llevar y que levante la voz, que me arranque sin más en un arrebato del que ni yo mismo soy responsable. Todo eso, junto a lo que no te puedes imaginar, junto a todas esas posibilidades de una nada que nunca se concreta... Todo eso soy yo contigo.

No hay forma de separación posible entre dos caras de la misma moneda. Acéptalo. Tú no me comprendes todavía; aunque el trabajo, he de reconocer, ha sido ímprobo. No, no me conoces en absoluto, pero ya empiezas a vislumbrar los atajos que suelo emplear para llegar a tu memoria, a tu consciencia, a todo tu ser, célula a célula. Me empiezas a conocer, pero estás lejos de lo que seré jamás. Aún me queda mucho por crecer, y lo verás. Verás caer ciudades de pensamiento en ruinas de decepción; verás cómo las ruinas resurgen y crean paisajes nuevos que destruiré con el fuego de mi prepotencia. Verás esas cenizas volar en el viento hasta posarse en alas de aves que nos llevarán lejos, juntos, a ti y a mí.

Crees haber conocido la salvación en unos ojos nuevos, en seis años de diferencia, en alguien que puede encontrarte cuando estés perdido y que no dudaría en dar lo que no tiene. ¿Estás seguro? ¡Qué vas a estar seguro! Si jamás has respetado nada antiguo en tu vida. Y, ojo, nada pongo en duda de aquella que te soporta, que tolera tu estupidez supina y tu mala forma de ser tú. El cielo. Pero, ¿hasta dónde?

Son cuatro años sin vernos, sin hablar; cuatro años ignorado en tu pensamiento, perdido entre montañas, sin conocer ningún lugar. Perdido en la inercia de tirar hacia adelante sin saber por qué, de perder la vida en el humo de la desesperación. ¿Entiendes lo que significa? Empiezas a hacerlo.

Que no se repita."