"Ríos de sangre ardieron a su paso al
bajar la montaña.
Ríos carmesí que brillaban en mitad
de la noche.
Ríos que decoraban la roca en su
avance,
que deshacían las piedras y hervían
en ansias de llegar.
Ríos que, a pesar de la fuerza y la
senda que labraban,
no acabarían en ningún lugar.
Ríos desbocados que perdían el
sentido
nada más nacer o a mitad de camino
al ver tan inalcanzable el mar.
Ríos demasiado rojos, demasiado
intensos,
demasiado difíciles de controlar.
Ríos como venas abiertas que no
contienen
más que lo que dejan escapar.
Ríos perdidos que olvidaron el motivo
de su fluir.
Esos miles de ríos brotaron una noche
cualquiera porque sí, sin razón aparente más que la de una visión
inesperada. Se desataron en tormenta y amenazaron con no saber
extinguirse. Una vez hubieron abandonado su nacimiento, nada los
controlaría ya. A la vista de lo que pudiese suceder, esos ríos
correrían montaña abajo en un desgaste colosal que convertiría la
montaña en meros puñados de arena escampados al capricho del
viento. En ese momento, justo entonces, serían conscientes de la
inutilidad de su correr y quizá, solamente quizá, acabarían por
cerrar compuertas y desaparecer. Demasiado carmín vertido en una
vida, demasiado así en un momento en que no sucedería nada.
Pero ahí estaban, tan líquidos y tan
presentes, tan ardientes sus aguas como si saliesen del corazón
mismo del planeta. Ahí estaban, quemando días a su paso,
erosionando lo que alcanzaban a tocar, dejando lechos secos en que
solamente el leve olor de un recuerdo quedaría para los restos. Ahí
estaban y fluían a su libre albedrío, vaciando el interior de una
tierra de roca dura y yerma, incapaz de albergar otra vida en ese
momento; en ese y quizá en cualquier otro... Pero ahí estaban.
Ríos del rojo más intenso
desgranarían la montaña.
Ríos incontrolables que acabarían por
morir antes de su destino.
Ríos absurdos que viajan sin sentido,
sin remedio alguno que los pueda hacer
frenar.
Ríos como nervios que laten en una
piel ajada.
Ríos que nacían del centro de todo.
Ríos que morirían, como no podía ser
de otra forma,
sin un día poder alcanzar el mar."
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