lunes, 7 de diciembre de 2009

SIEMPRE

Y, ¿si el tiempo no existiera? Si antes y después fuesen una misma realidad; si nos deslizásemos lentamente en una sóla dirección, mientras vemos mil y un millones de cambios imprevistos; si el Sol no acabase nunca de salir y la Luna nunca se hubiese ido del todo; si el agua ascendiese al mismo ritmo que cae; si el mañana sólo fuese únicamente otro ayer pintado de distintos colores, ¿qué pasaría?

Y, ¿si nunca existiera el siempre, si en todo momento fuese ahora y nunca? Si la división entre uno y otro fuese nula e inabarcable, invisible pero imposible de contener; si el aire fuese la extensión de nosotros dos, si nunca perdiésemos el contacto; si las miradas se concentrasen en una sóla y cierta, ciega a lo que no le imcumbe, ausente del mundo que la rodea, pero concentrada en todas las cosas. Si tú y yo no fuésemos más que un único algo... ¿qué pasaría?

Y, ¿si me despido para siempre?

Nunca existirá ese siempre, disfrazado de ahora persistente, devorado inútilmente por la ilusión de un efímero pasado que nunca dejará de estar presente.

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