domingo, 27 de diciembre de 2009

FICCION Y NOCHES VIEJAS

La belleza se presenta sutil pero llamativa y el color de las luces de la sala se vuelve más intenso. Los ojos que no anhelan más miradas se cruzan en el camino del interesado y la emoción se concentra y revienta incontrolada. Las miradas, perdidas en mares de iguales colores, se cruzan y arde el aire. Los dolores, las penas, siempre presentes, se aparecen, estorban, gritan y destrozan lo que encuentran a su paso entre dos almas que no se conocen pero, a pesar del mundo, se buscan.

Sea verdad o ilusión, las miradas se pierden entre un sonido ensordecedor que no deja lugar sino a palabras dulces que enmascaran intenciones de sonrisa oculta y orgullo injustificado. El olor agradable de la espera cumplida se pudre y envenena las intenciones más sinceras. Sin querer, la belleza se aparta.

Mis pupilas esperan entristecidas la mirada de un destino que no se cumplirá; se contraen al sentirse rechazadas. En los ojos de los dos, el olvido se formula como solución definitiva. La belleza se esconde y el amor desaparece convertido en desesperación y arremete contra todo lo posible. Se cierran los ojos ante la imposibilidad y se niegan al azar imprevisto. La dulzura de esos ojos se esconde en la posibilidad del rechazo.

Imparable persevera la importancia de lo auténtico, pero siento que caduco y que me quemo aún más por dentro. Retorcido, estrangulado, sólo sufro mis recuerdos; aparezca o no aparezca, la belleza es lo que quiero. Y, si sangro algo oscuro, algo que no puedo llevar dentro, es porque vivo lo que no puedo y no puedo sentir lo que vivo.

Desgajado y sin sentido, mi angustia me deja ciego. No puedo mirar a los ojos que me llevan lo más lejos de mi ser, que me invitan a ser uno, que me dejan descansar. Los contemplo y aún me asombro de su belleza.

Moriré si hace falta o viviré lo que me pidan; esta noche soñaré la belleza que no he alcanzado una vez más y, así, seré lo infeliz que requiera mi vida. Aunque el hambre podrá con todo y alzará mi vista al cielo: si la belleza será mía, míos serán los mejores recuerdos.

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