lunes, 24 de noviembre de 2008

VIAJE DE IDA Y VUELTA

Hace un tiempo que Tony me recomendó un documental sobre física cuántica. En principio, me interesó la idea pero solamente porque me interesan muchas cosas y todo tiene algo de curioso y que merezca la pena aprender o, simplemente, ver. Así que me puse a ello y lo vi entero, aunque es larguito. La verdad es que me encantó casi todo lo que decían.

A pesar de ser un documental sobre una parcela tan específica de la física, me resultó comprensible del todo y muy interesante la indformación que transmitía. No voy a dar muchos más detalles aquí, aunque en otras entradas del blog podréis encontrar referencias y reflexiones a partir de las ideas que saqué de ¿Y tú qué sabes?; solamente voy a hacer referencia a un experimento que comentan en el vídeo.

Un neurocirujano (creo recordar que era cirujano, no neurólogo, aunque podría ser) estaba realizando unos estudios sobre el cerebro. Aunque el objetivo no era ése, el doctor se dio cuenta de que ocurría una cosa muy extraña. En teoría, si alguien se pincha, el estímulo tardará en llegar un tiempo determinado al cerebro, el tiempo que un pinchazo, por ejemplo, tarde en recorrer la distancia desde el dedo índice hasta el cerebro; una vez en el cerebro, éste lo procesaría y sentiríamos el dolor. Esto es bastante lógico, ¿no? Si te pinchas, lo notarás cuando el cerebro se dé cuenta.

Pues el resultado no era como se esperaba. Cuando se estimulaba el cerebro directamente (tenía alos pacientes así, con todo al aire los pobres...), se daba un pequeño retraso desde que la información salía del cerebro hasta que llegaba al miembro o parte del mismo que correspondía. "A ver, si toco aquí, se tendría que mover la pierna", y cosas así. Se daba el retardo natural.

En cambio, al darse el proceso en orden inverso (estimular el dedo para ver lo que tarda el cerebro en reaccionar), el estímulo llegaba al cerebro de forma inmediata. Si pinchaba el dedo del paciente con una aguja, éste lo notaba de forma instantánea, como si la información esa ("me han pinchado en el dedo") viajase a una velocidad infinita y no tardase en llegar al cerebro. No es que fuese a la velocidad de la luz, es que era instantáneo.

Tras pensarlo mucho, el científico llegó a la conclusión de que el cerebro "envía información hacia atrás en el tiempo". Esto puede ser difícil de creer, y más si no habéis visto el documental (que tiene también segunda parte: ¿Y tú qué sabes? Dentro de la madriguera). Yo lo recomiendo antes de llamarme loco o incluso antes de poner todo esto en duda.

El caso es que el cerebro enviaba una información del futuro hacia el presente. Es de lo mñas extraño que se pueda pensar, pero no le cabía otra explicación. Si uno lo piensa, e sun mecanismo de defensa o de aviso genial.

Bueno, pues eso era exponer qué es lo queme llevó a pensar lo siguiente el otro día. Ese experimento demuestra, según quienes lo llevaron a cabo, que el cerebro recoje información del futuro y la envía al presente para, en ese caso, que retiremos el dedo lo antes posible y suframos el menor daño. Demuestra la aplicación física de esta supuesta capacidad del cerebro. Pero, claro, si eso sirve para lo físico, ¿no funcionará también para lo que ocurre dentro del cerebro? Me refiero a pensamientos, ideas, sensaciones o sentimientos.

De igual forma podría funcionar todo con los pensamientos y las sensaciones. Si el cerebro nos peude decir "te estás pinchando" sin el tiempo necesario para que el cuerpo se lo diga a él primero (que sería lo lógico), igual podría también darnos datos futuros por medio de sensaciones. Si vamos a hacer algo y, por lo que sea, "nos da mal rollo" puede que no lo hagamos por intuición. Hay sentidos, como el de la intuición, que por no ser físico no se les hace tanto caso, pero que me parecen igual de importantes. ¿No podría ser la intuición el resultado de una información del futuro que el cerebro nos transmite?

Esto da para pensar muchísimas cosas y seguir escribiendo para siempre, pero me canso. Así dejo material para otras entradas, que últimamente escribo tanto en el trabajo (nos aburrimos y tenemos una libreta para escribir cuentos, relatos, paridas, etc.) que cuando llego a casa ni me apetece ni se me ocurre qué decir por aquí.

Tenga esto baso o no, sea acertado o equivocado, seguramente la respuesta a esta y muchas otras cuestiones sea conocer un poco mejor nuestro mundo interior. Si vivir "por fuera" es complicado, "por dentro" me parece una odisea si no nos conocemos mínimamente. También se puede no pensar, pero como que no...

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