Hasta ahora, las fuerzas de la seguridad y el orden se dedicaban a dispersar manifestaciones a base de pelotazos de goma y agua. Eso, la verdad, tiene que salir caro; que, aparte del agua que se despilfarra de mala manera, luego la calle se queda como después de rodar el anuncio aquel de Sony en que miles de bolitas rodaban calle abajo (me encantó, por cierto).
Pero al personal hay que seguir disolviéndolo. Un personaje súper inteligente debió de pensar: "disolveremos las manifestaciones como disolvemos la mantequilla". Y, claro, surgió el inventillo este:

Por lo visto, esta antena produce ondas milimétricas (no microondas, para que no nos frían) a la frecuencia de 95 GHz. Lo que pasa entonces cuando te pones en el camino del rayo es que te entran unos calores de la muerte que no dejan ni pensar. Eso sí, dicen que no causa daños y que, simplemente apartándose de la trayectoria del haz de calor, los efectos desaparecen.
Nada, a rodear el aparatito y punto pelota.
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