"Qué cruel fue el universo
al crearnos de esta manera:
tú allí sin moverte, en el centro,
y yo sin parar de darte vueltas,
de orbitar como ausente de todo,
como si algo hacia ti me atrajera.
Pero no. Me acerco y, ¡paf!
Cambio de órbita y veo como te alejas.
Qué cruel esta distancia...
Y sí, sé que soy negativo, pero,
¿qué esperas? Si no te tengo,
si me falta tu halo de positivismo,
que cuando lo siento voy y...
¡Paf! Ya he vuelto a estar donde no
era.
Crueles son las leyes de esta física,
que impiden que un electrón decidido
consiga, por más que orbita y orbita,
alcanzar al final su meta, su polo
positivo.
Dicen algunos que de unirnos, todo
reventaría.
¡Pues que así sea y se acabe todo!
Lo pienso y no es por rabia, sino por
ironía,
pues del universo fue al fin el único
fallo
al no habernos hecho a los dos, uno,
al habernos creado tan distintos,
al obligarnos a vivir tan separados.
Qué crueles son las leyes de esta
física..."
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