viernes, 11 de septiembre de 2015

O.K. COMPUTER I

"Empieza la distorsión y el mundo desaparece alrededor. Y, con esas palabras incomprensibles, se decide un ritmo difícil de olvidar, anhelado, en el que resuena una frase incansable disuelta en el aire: "I am one again". El ruido se suma hasta levantar un muro invisible que me atrapa en esta canción en que la vida cambia a ritmo constante; y, sin embargo, yo soy uno otra vez, Pero el ritmo sigue, se nubla y se concentra en una voz tan oída, tan querida años atrás como olvidada, años felices en que no había que pensar.

Roto.
Ruidos rotos.
Versos caídos en un estruendo apabullante. Deseos vertidos en notas de un pasado que, tan ignorado como reencontrado, vuelve a estar de actualidad. Ahora esa guitarra, tan aprendida silencio a silencio mientras los demás intentan descansar, agita voces en la cabeza que no hacen más que preguntarse qué es esto. ¿Dónde están? 

Cuando sea rey y os sujeten contra un muro, cuando vuestras opiniones no tengan mayor consecuencia, entonces dejaré ir estos dedos que ansían tocar los sonidos más saturados, las estrofas más profundas y los solos menos pensados, más impactantes. Y, al final, en un mar de coros sin retorno, perdido en mitad de una canción, esperaré que la lluvia caiga desde lo más alto, único remedio a la soledad de unos focos mal colocados y rehuidos por el bien de la intimidad. Lluvia, en un camino inexorable, se apagará su canto entre los gritos del alma solitaria e incomprendida que atinó a escribir una canción. De ahí, perdidos en el silencio, un millar de sonidos poblarán la habitación.

Calma.
Calma ausente.
Calma sincera.
Calma que impregna los sentidos al dormir y antes de despertar. Tristeza inevitable en el cariz ausente de esa voz. Calma que, al final, se remueve en su propio seno y deja que allá arriba brille el sol. Tiempo transportado entre compases tranquilos, entre ecos que recuerdan lo recién tocado, lo recién sentido. Y, aún así, lo raro habita los sonidos del olvido, de este recuerdo inventado que en unos minutos habrá caducado como recuerdo nunca existido.

Calma.
Calma ausente de calma.
Calma de canciones sin sentido.
Deja pasar el silencio... "Wake!", suena como recordatorio de que la vida es sueño, y el reflejo de las lágrimas es algo de lo que escapamos. Escapamos, huimos o renunciamos... al fin y al cabo nada tiene sentido. Nada, sí, pero sigue respirando estos sonidos que un día encontrado, en un futuro, cobrarán un nuevo significado. Día tras día, nota a nota, todo se impregnará de ese nuevo significado, se dotará de sentido y no tendré que escuchar estos lamentos en formato digital, ni tan siquiera en vinilo, voz lastimera a punto de apagarse en lo infinito.

Sin embargo, como sucede con todo lo que tiene valor, el otro lado de la moneda cuenta una historia diferente, guardada como cuarta elección. En esta sinfonía del no saber ni qué sentir, reconforta que alguien más ya haya pasado por lo mismo y, de ahí, de esa experiencia indeseable, haya sido capaz de encontrar al final la belleza. ¿Qué importa lo que suene? ¿Qué importa lo que digan? El concierto sigue adelante, como al final sigue la vida, como al final sigue mi voz, como seguiré sonriendo a miradas furtivas entre ecos de un pasado en el que todavía sigo siendo yo."

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