sábado, 21 de noviembre de 2009

COLE

Desde hace un mes y poco estoy trabajando en un colegio de monitor con los niños cuando salen de clase y en el comedor. Algunos ya lo sabíais y otros puede que os quedéis a cuadros. La verdad es que, hasta ahora, no me sentía muy cómodo con niños cerca.

Pero desde que estoy en el colegio (mi ex colegio, por cierto), no he tenido otro remedio que estar rodeado de pequeñas personitas; y es muy curioso. Una vez consigues entrar en ese mundo fantasioso contagiado de realidad en el que viven, casi no apetece salir.

Me gusta ver cómo aparecen problemas de la nada, de una causa que no tendría importancia alguna, pero en la que un niño de cinco o seis años ve toda su felicidad puesta en juego. Y sea cual sea el problema, parece que la solución es casi siempre instantánea: estamos cabreados, pero eso no impide que nos perdonemos rápidamente y sigamos jugando. No sé si entenderán la importancia de eso, y creo recordar que para nada pero, visto desde fuera, ojalá todo fuese siempre así. Con eso basta para levantar un castigo, quieras o no.

Además, en el colegio hay dos niños autistas. A uno no lo conozco todavía porque no coincidimos, pero al otro, a Sergio, lo tengo siempre cerca, cosa que me gusta bastante. Me interesa mucho ver a este niño que, a pesar de lo que supone el carácter de su "enfermedad" (o "condición", que lo prefiero), es un chico muy alegre y bastante cariñoso. Eso sí: no le gusta ponerse gorras y siempre pierde cuando lucha contra su contrincante imaginario. A pesar de todo, en el fondo siempre se le ven las intenciones, aunque no diga nada comprensible, y es más fácil entenderse con con él de lo que pueda parecer. Ahora, por lo que parece, se ha enamorado. No sin razón, y es que todo llega.

También hay más niños "distintos", cada uno con su forma de comunicarse. Pero siempre son niños, al fin y al cabo, y eso se nota. Por muy diferente que pueda ser ese niño o esa niña del resto, siempre será un niño al tratar con él. Y, además, me alegró mucho ver que el resto de la clase lo tratan como uno más, aunque con limitaciones, y para nada piensan que lo que le pase sea algo que le degrade.

En fin, estoy bastante contento con este trabajo y, como aliciente, saco unas cuantas anécdotas porque en un colegio pasan las cosas más curiosas del mundo.

1 comentario:

Turirai dijo...

En un mundo fantástico..como bien dices..en un mundo "alejado" de la realidad del día a día, rompiendo los esquemas y a bien..cada día el trabajar con peques te depara mil cosas..que buena sensación, aunque por ahora a mi me duren unos días..Vivo en un mundo surrealista donde todo es posible..