viernes, 30 de julio de 2010

SILENCIO Y TIEMPO LIBRE

"Y, ¿si el secreto de la vida se escondiese en el silencio? Las luces se atenuarían, impregnando así el ambiente de calidez inspiradora , el aire se haría dulce y el tiempo, perfecto. El cuerpo responde y sintoniza con el mundo. Al poco: ni luz, ni aire ni tiempo. Silencio y sólo yo.

El oído se agudiza y la piel detecta movimiento; las ideas se acercan al galope en una cruel embestida de descontrol ciego. Oscuridad... y se acercan. El miedo paraliza el sentido pero la expectación se abre camino y, conforme crece, le cambia la cara: locura y ansias por empezar el combate. Los ojos se abren y ahí vienen desbocadas todas mis ideas contra mí. No avanzan solas, que tras ellas hay un enjambre de sentimientos. Voy a morir.

En el momento justo del impacto, recuerdos de filosofía: "de acero soy". Estallan millones de colores en el choque y vuelan los pensamientos silbando junto a mis oídos; otros atraviesan mi piel de metal y me abaten. No soporto las imágenes que brotan de esas ideas, se me escapan por rápidas y desaparecen fugaces en la oscuridad, donde duermen. De rodillas, espero el final. Levanto la cabeza lentamente y, sobre mí: los sentimientos.

Nada ocurre. No hay sonidos, ni aire, ni tiempo, ni nadie... ni luz. Ahora que estoy solo y tranquilo, hago memoria de conversaciones y decido encender una vela. Brillante no solamente la llama, sino también el dorado de la cera, el fulgor me rodea. Miro alrededor, hipnotizado por la suave luz y veo que, desde todas partes, se acercan ideas y emociones. Se arrastran o flotan en la nada, se acercan como si algo las llamase con un poder irresistible. Una a una, las miro al desfilar hacia mí, ignorarme y seguir su camino hacia el fuego. Los horrores más profundos y las ideas más corrosivas arden en el más riguroso silencio de despedida. Cuando todos los fantasmas y demonios se han convertido en humo, la vela ya está por apagarse. Idea a idea, ha compartido su vida con la mía y limpiado mi oscuridad. Todo a oscuras... pero hay silencio.

Sigo sin ver, ni oír, ni estar. ¿La llama se ha desvanecido y ha arrasado con su luz para que llegase esta oscuridad? Una imagen se ilumina a lo lejos, pero todo está ahora claro. Más allá otra; y otras muchas por todas partes. Éstas no se escapan, ni siquiera se mueven; esperan pacientes mi mirada. Me acerco a cada una y me invaden los sentimientos más perfectos y soy consciente de todo lo que ha sobrevivido a la llama depuradora, todo inmóvil en su lugar propio, ajeno al tiempo y al cambio, lo que siempre acompaña. Ya sólo me queda cerrar los ojos y contemplar el paisaje. Una a una, recorro todas las imágenes, me pierdo en todas las sensaciones y renazco de entre los restos.

Y, de entre todas las imágenes, una..."

jueves, 29 de julio de 2010

ANTES DE DORMIR

"Al final de la noche: sólo yo; y me pregunto qué me falta. Falta sueño, faltan ganas, falta humor y falta... al final de la noche: sólo tú; aunque nadie, por ahora, sepa de quién se trata, pero sólo faltas tú que ni eres nadie,  ni eres nada. 

Mi pensamiento da vueltas como loco, buscando una luz que indique el camino en la oscuridad eterna de esta noche. No duran los días sino años enteros y, en cada segundo, tu rostro se me aparece y huye cuando intento fijar mi vista en él. Si no es al final de la noche, será al final de la vida, pero en algún momento esa cara quedará iluminada en las tinieblas para indicarme la dirección.

Pero cuanto más lo pienso, más se pierde la guía y más me pierdo yo, dejado de la mano de nadie en un mundo extraño en que se dice lo que no se siente y los sentimientos se dejan a un lado por abatidos, por despropósitos o por simple vergüenza. Y, como era de esperar, al final de la noche... 

Siempre llega el final de la noche en que no se ha conseguido nada, en que no ha mirado nadie y nadie ha oído mis palabras. El silencio se adueña del tiempo y éste pierde su sentido, escondido en el recodo de un recuerdo o de una invención —ya quién sabe—, porque al fin y al cabo, yo sólo he vivido un momento que, por no ser, no era ni noche.

Al final de la noche: sólo yo. Y conmigo, el vacío de un sentimiento que no sale, que se enquista en cualquier parte de mi corazón y al que quisiera desterrar tan lejos de mí cómo fuese posible. El vacío... que, después de todo, me ha acompañado minuto sí, minuto también, en un recorrido en el que empecé, por empezar mal, dormido y sin saber. Ahora aprendo, pero no basta; el vacío consume y arde cuando lo pienso y, al final, deja vacía mi cama.

Al final de la noche espero no encontrarme ni con la duda, ni con tu imagen, ni con mi imaginación porque, como siempre, solamente debo quedar yo. 

Al final: noche."

martes, 27 de julio de 2010

LO OLVIDADO

"La realidad de lo que veo no aparece cuando miro. El destello de la nada descuadra la visión y el enjambre de verdades se hace insoportable. De verdades escondidas, de verdades a medias pero, al fin y al cabo, y para todos, de verdades eternas. Y yo que las pongo en duda... Quizá la culpa —invento falso y contaminante de siniestro calado— sea mía y no me quiera dar cuenta. Yo intento que mi mundo muera, se renueve y purifique, porque está enfermo de esas verdades tan luminosas que esconden un universo de oscuridad tras ellas. Entraron en estampida, los ojos idos de furia, a destrozar un mundo vacío de carne pero lleno de almas y lo sometieron; y no sólo el mío, sino del planeta entero. 

Sólo palabras que suenan a viejo, a olvidado, a ridículo... Pero son mis palabras y de ellas no me arranca nadie. Estoy harto de sacrificarlas en pro de un mundo normal, por la percepción de alguien.

La realidad de lo que veo se esconde cuando miro. Cada segundo que vuela estoy más seguro de que la verdad, la absoluta, la única, la desconocida, no aparecerá ante los ojos de nadie por mucho que se la mire. No se entiende que el mundo quepa en una semilla de mostaza. Quien lo crea, se encontrará solo e ignorado, perdido del mundo pero, por un breve momento, en el centro de todo.  Seguirá ignorado y solo, aunque esto ya le sea indiferente. Aún así, la sabiduría de siglos le acompañará cuando quede ciego y sordo, cuando su piel no sienta caricia alguna y los olores hayan perdido su personalidad.


Y así quisiera verme en el mundo: indiferente por conocer una verdad superior que no comprendo, orgulloso de todo y feliz por el intento. Pero mi vista y me pasado me obligan y no consigo evitar la influencia de lo aprendido. Que quiero ser... me encierro. Que quiero hablar... me ignoro. Que quiero... Nada. Y el mundo se me abalanza por no saber olvidar un pasado cautivador y siniestro. Todos los recuerdos oscuros, los sentimientos inciertos, atrapados, enrarecidos... ¡todo el aire! 

Al viento. 
Si pudiera, pero no puedo (de momento)."