"¡Ya está bien! No lo soporto más. Se ha acabado eso de que decidas todo lo que tiene que pasar, cómo moverme, adónde mirar, qué recordar con cada olor que llegue desapercibido a mi nariz. Ya vale de tanta estupidez y de esta tiranía a la que te he malacostumbrado. Punto y final, y mucho más a todo ese capricho que me hace mover los músculos como si de una marioneta se tratase este cuerpo. No, ya vale, ya está bien.
No soportaré una más de tus de incisiones arbitrarias o con razón: no me importa lo más mínimo. Esto de la inercia que me obliga a lugares que no comprendo, a momentos que no siento, a decisiones que preferiría mantener al amparo de esta luz de vida extraña se acaba porque lo digo yo; porque va siendo hora. Tantos años siguiendo esos dictados que me han llevado a descubrir, si, y a terminar en otro rincón del mundo, en un páramo perdido que no lograba reconocer. No lo lograba, claro está, al principio, pero la costumbre se hizo fuerte y ahora casi se ha convertido en hogar. Pero no, ya basta de este dictamen imposible de seguir o de aceptar. Todo acaba, todo empieza y ahora es el momento de las dos cosas.
Desde hoy, y para no hundir los pies en barrizales, decido no volver a escuchar esas palabras sentidas que tanto me dirigen. Se acabó, no te soporto, no quiero volver a saber de ti.
Y,al final, el corazón hizo lo que le salió de los cojones y todo continuó igual."
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