"Ahora... ¿Qué puedo decir ahora, si el mundo se apaga? Hice encenderse a cada luz y forcé su aguante; saqué cada brillo posible en una explosión sin esperanza. Y así, sin ilusiones, muchas de ellas se apagan. Intenté romper un cielo que no comparte nadie, un día a día incomprensible en que, si alguien manda, es el silencio. Intenté romperlo todo y salir a cara descubierta, sin pinturas del qué dirán ni máscaras de vergüenza. Intenté salir, aunque en la estampida reventé todas las farolas de la acera.
Se apagó cada una de las luces cuando el mundo vio nacer, cuando ese rincón oscuro, perdido en un rincón inalcanzable, decidió dejarse al tiempo y al destino. Se extinguió la luz tan de golpe que volvimos a las cuevas del recuerdo. Se pintaron en paredes, suelo y techo, todas las imágenes de un pasado que no quiere morir. Se alargaron las sombras del silencio y abarcaron todo lo posible, no sólo en el negro extremo, sino esparciendo la nada.
Pero en esta noche tan oscura no hay otra forma que se imponga, nada más que palabras cargadas y a destiempo, conscientes de no encajar ni en la forma, ni en el momento. Palabras que deberían desaparecer absorbidas, tragadas por el papel. No hubo voz, no hubo tiempo; solamente hubo miedo. Y ahora es el futuro el que no encuentro.
Perdido en una voz desaparecida, el mensaje queda para la memoria eterna, como miles de notas en un pentagrama seguidas de un silencio interminable. Y así, perdido en el sonido de una vida secreta y distinta, las canciones no nacerán si no es por alguien; no habrá más palabras que llenen recuerdos de todos aquellos sonidos, de todas aquellas imágenes."
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