El cielo puede dar mucho juego a la hora de hacer fotos. Por ejemplo, esto es lo que se veía ayer al anochecer desde la ventana de mi habitación:
Las nubes son perfectas cuando reflejan una luz interesante.
miércoles, 30 de julio de 2008
martes, 29 de julio de 2008
QUE SE HAGA EL SUECO
Hoy tengo el día libre y, como ocurre cuando libras entre semana, estaba un poco aburrido esta mañana. La televisión no me ha aportado ninguna solución a mi problema de recién levantado, así que he puesto la radio a ver qué decían. Y, entre unas cosas y otras, mis oídos parecen haberse despertado al oir una estupidez como un castillo. Aunque para el protagonista de la noticia no tuvo que ser así.
El caso es que un presentador de un noticiero se fue de vacaciones en verano y decidió, como muchos hombres perros (esto me suena de otro blog...) dejar de castigarse la cara con la maquinilla de afeitar. A su mujer le gustó la idea y, al final, el hombre acabó dejándose bigote. He buscado por internet y he encontrado ésta, que debe de ser la misma noticia.
Pues bien, cuando el pobre hombre volvió de sus vacaciones y empezó a presentar su programa, llegó un aluvión de llamadas a la redacción exigiendo que se quitara ese felpudo que le había saludo bajo la nariz. Las llamadas eran, desde luego, de telespectadores. El señor en cuestión tuvo que, tras hora y pico de programa, afeitarse el bigote.
Esto ocurrió en Suecia, donde la gente paga una licencia por tener televisión en casa (cosa que no había oído nunca). Pero a mí eso me parece una razón más que insuficiente para justificar ese capricho y las exigencias de la gente ante el cambio de look de este hombre. ¿Sales en la tele y ya eres propiedad de los telespectadores?
Eso recordará a cualquier dependiente o a quien trabaje cara al público la máxima esa de "el cliente siempre tiene la razón". Yo, por mi experiencia tanto como cliente como dependiente, sólo tengo que decir que cuando hay que utilizar esa frase es porque el cliente no tiene ni un ápice de razón.
¡Qué desquiciada que está la gente!
¿Se ha notado que he usado mucho la palabra "gente"? Es que hay "gente" y hay también hay "personas", pero no son lo mismo.
El caso es que un presentador de un noticiero se fue de vacaciones en verano y decidió, como muchos hombres perros (esto me suena de otro blog...) dejar de castigarse la cara con la maquinilla de afeitar. A su mujer le gustó la idea y, al final, el hombre acabó dejándose bigote. He buscado por internet y he encontrado ésta, que debe de ser la misma noticia.
Pues bien, cuando el pobre hombre volvió de sus vacaciones y empezó a presentar su programa, llegó un aluvión de llamadas a la redacción exigiendo que se quitara ese felpudo que le había saludo bajo la nariz. Las llamadas eran, desde luego, de telespectadores. El señor en cuestión tuvo que, tras hora y pico de programa, afeitarse el bigote.
Esto ocurrió en Suecia, donde la gente paga una licencia por tener televisión en casa (cosa que no había oído nunca). Pero a mí eso me parece una razón más que insuficiente para justificar ese capricho y las exigencias de la gente ante el cambio de look de este hombre. ¿Sales en la tele y ya eres propiedad de los telespectadores?
Eso recordará a cualquier dependiente o a quien trabaje cara al público la máxima esa de "el cliente siempre tiene la razón". Yo, por mi experiencia tanto como cliente como dependiente, sólo tengo que decir que cuando hay que utilizar esa frase es porque el cliente no tiene ni un ápice de razón.
¡Qué desquiciada que está la gente!
¿Se ha notado que he usado mucho la palabra "gente"? Es que hay "gente" y hay también hay "personas", pero no son lo mismo.
Por cierto, a mí me parece que con bigote está mejor.
MIS YOS
A lo largo del día, uno puede pararse a pensar muchas veces en si debe decir tal cosa o tal otra, en qué pensará quien tenemos enfrente de nosotros si le hablamos de una forma concreta. Por eso, al final de día acabamos fabricando una imagen que es la que queremos que los demás tengan de nosotros.
Eso está bien porque así controlamos nuestra apariencia (no física únicamente) y podemos adecuar nuestras respuestas a lo que nuestro interlocutor quiera o sepa recibir. Pero, si lo habéis probado (aunque más bien creo que eso se hace de forma inconsciente), veréis que es muy cansado y al final te hartas. Quizá dé por sentado que más gente se sienta así, pero supongo que es difícil que eso me pase a mí solamente.
Cuando se intenta controlar la impresión que se causa en el resto de la gente ç, me parece que se pierde un poco de la originalidad de cada uno. Sí que elegimos cómo actuar en cada momento y, por lo tanto, somos nosotros mismo quienes decidimos, pero desaparece la naturalidad. Si cada vez que hablamos con alguien tuviésemos que recordar todo lo que le hemos dicho a esa persona, lo que nos ha visto hacer y la impresión anterior que ha tenido, me parece que tendríamos un estrés considerable y acabaríamos por no querer hablar con nadie. Igual me paso, pero es para que quede más o menos claro lo que quiero decir, si es que soy claro alguna vez...
Pero, entonces, si nos dejamos llevar es posible que digamos ciertas cosas o que actuemos de tal forma que la persona que tenemos delante se "asuste" y no acepte del todo lo que somos en ese momento. Que demos mala imagen, vamos. Y ahí está el quid de la cuestión: preocuparnos de la imagen o ser de verdad.
En algunas ocasiones creo imprescindible controlar ese "yo" que sale sin control para llegar a un objetivo (negociar, por ejemplo), pero me parece que en la mayoría de los momentos que podamos pasar al cabo del día, la mejor solución es no controlar ese yo natural y profundo.
La imagen es importante, pero respetarse uno mismo lo es mucho más. Puede que haya gente que se asuste o que opine de forma negativa sobre nosotros, pero eso es lo mejor. Sin querer, cuando actuamos así nos deshacemos de esas personas que no nos convienen por el simple hecho de no comprender lo que hacemos o cómo pensamos. Si me controlo demasiado con alguien, esa persona no va a ser capaz de conocerme nunca.
Ahora que trabajo en un sitio cara al público (mucho y de muchas nacionalidades) veo a personas muy curiosas, algunas de las cuales parecen estar un poco tocadas o ser un poco "especiales". Al principio muchos, incluido yo, se sienten incómodos en presencia de esa gente, pero me parece importante que se haga el esfuerzo de intentar comprender el porqué de esa actitud, de esa forma de ser y de ver la vida.
Además, si uno actúa con toda naturalidad puede ser rechazado, pero en el momento en que encuentre a alguien que le comprenda o con quien conecte, la sensación valdrá la pena.
Para un ejemplo: este blog.
Eso está bien porque así controlamos nuestra apariencia (no física únicamente) y podemos adecuar nuestras respuestas a lo que nuestro interlocutor quiera o sepa recibir. Pero, si lo habéis probado (aunque más bien creo que eso se hace de forma inconsciente), veréis que es muy cansado y al final te hartas. Quizá dé por sentado que más gente se sienta así, pero supongo que es difícil que eso me pase a mí solamente.
Cuando se intenta controlar la impresión que se causa en el resto de la gente ç, me parece que se pierde un poco de la originalidad de cada uno. Sí que elegimos cómo actuar en cada momento y, por lo tanto, somos nosotros mismo quienes decidimos, pero desaparece la naturalidad. Si cada vez que hablamos con alguien tuviésemos que recordar todo lo que le hemos dicho a esa persona, lo que nos ha visto hacer y la impresión anterior que ha tenido, me parece que tendríamos un estrés considerable y acabaríamos por no querer hablar con nadie. Igual me paso, pero es para que quede más o menos claro lo que quiero decir, si es que soy claro alguna vez...
Pero, entonces, si nos dejamos llevar es posible que digamos ciertas cosas o que actuemos de tal forma que la persona que tenemos delante se "asuste" y no acepte del todo lo que somos en ese momento. Que demos mala imagen, vamos. Y ahí está el quid de la cuestión: preocuparnos de la imagen o ser de verdad.
En algunas ocasiones creo imprescindible controlar ese "yo" que sale sin control para llegar a un objetivo (negociar, por ejemplo), pero me parece que en la mayoría de los momentos que podamos pasar al cabo del día, la mejor solución es no controlar ese yo natural y profundo.
La imagen es importante, pero respetarse uno mismo lo es mucho más. Puede que haya gente que se asuste o que opine de forma negativa sobre nosotros, pero eso es lo mejor. Sin querer, cuando actuamos así nos deshacemos de esas personas que no nos convienen por el simple hecho de no comprender lo que hacemos o cómo pensamos. Si me controlo demasiado con alguien, esa persona no va a ser capaz de conocerme nunca.
Ahora que trabajo en un sitio cara al público (mucho y de muchas nacionalidades) veo a personas muy curiosas, algunas de las cuales parecen estar un poco tocadas o ser un poco "especiales". Al principio muchos, incluido yo, se sienten incómodos en presencia de esa gente, pero me parece importante que se haga el esfuerzo de intentar comprender el porqué de esa actitud, de esa forma de ser y de ver la vida.
Además, si uno actúa con toda naturalidad puede ser rechazado, pero en el momento en que encuentre a alguien que le comprenda o con quien conecte, la sensación valdrá la pena.
Para un ejemplo: este blog.
jueves, 24 de julio de 2008
2:00 AM
En una entrada ya dije que a veces lo mejor es no hacer planes y que pase lo que tenga que pasar cuando sales. Y, ¿qué es lo que pasa si vas a cenar a casa de una a miga y se os olvida hacer la cena? Pues que uno se tiene que poner a cocinar a las dos de la mañana.
Espero que no molestásemos con el ruido, que intentamos hacer muy poquito, pero es que hay platos que, los muy desgraciados, se caen a propósito para fastidiar.
En fin, que las cosas cuando vienen solas es cuando mejores son, sólo hay que cogerlas y aprovechar el momento. Ayer, concretamente, Tony, Soraya y yo nos aprovechamos un buen plato de macarrones cada uno y una jarra de sangría.
Pues eso, a aprovechar...
P.D.: Esa foto está hecha con el iPhone de Tony, que es un ordenador en la palma de la mano, prácticamente... Quiero uno.
En fin, que las cosas cuando vienen solas es cuando mejores son, sólo hay que cogerlas y aprovechar el momento. Ayer, concretamente, Tony, Soraya y yo nos aprovechamos un buen plato de macarrones cada uno y una jarra de sangría.
Pues eso, a aprovechar...
P.D.: Esa foto está hecha con el iPhone de Tony, que es un ordenador en la palma de la mano, prácticamente... Quiero uno.
miércoles, 23 de julio de 2008
OT (OTRO TRUÑO)
Voy a decir una cosa que sorprenderá a todo el mundo: no soporto Operación Triunfo. Desde hace tiempo, a mí me dió por llamarla "operación truño", pero eso sólo obedece a mis gustos. Aunque lo acabo de comprobar al ver un vídeo de la final en que sale cantando la ganadora. Con todos mis respetos hacia la chica, no creo que cante tan bien como para aparecer de ganadora en un concurso nacional. Pero, claro, pídele peras al olmo (lo digo por el programa, no por ella).
Pero bueno, que lo que iba a decir no tiene nada que ver con ella, sino con el personaje antagonista ese que han metido ahí para intentar reflotar esta saga de ganadores que se desvanecen al poco tiempo (eso no es cosa de gustos, sino de hechos).
El tal Risto ese, desapareció de la gala final de buenas a primeras y al momentito se montó el follón en plan abuelas marujonas para ponerlo a parir: que si era un maleducado, que si no lo soportaban... En fin, que a otro con esas tonterías, porque eso parece claramente una forma de "matar" al personaje que encarnaba este publicista, y que poca gente soportaba, por lo visto.
El colmo de esta farsa prefabricada de triunfitos, de "artistas" que se diluyen en el anonimato (¿alguno es famoso a día de hoy?) es ya meter personajes para que se hable más del programa; bien o mal, pero que se hable. Y como el tío ese ya ha cumplido y no ha tenido un gran éxito (o sí, depende de lo que quiseran), pues se le mata y punto.
Y el colmo de la vergüenza es el espectáculo ese que por lo visto montaron en la gala, cuando Risto se fue antes de acabar y sin decir nada. Claro, que mosqueo que pillaron todos. Mira que hay que tener poca vergüenza para hacer montajes y farsas de este tipo.
Lo que se hace por la audiencia cuando el producto en sí no es suficiente...
Pero bueno, que lo que iba a decir no tiene nada que ver con ella, sino con el personaje antagonista ese que han metido ahí para intentar reflotar esta saga de ganadores que se desvanecen al poco tiempo (eso no es cosa de gustos, sino de hechos).
El tal Risto ese, desapareció de la gala final de buenas a primeras y al momentito se montó el follón en plan abuelas marujonas para ponerlo a parir: que si era un maleducado, que si no lo soportaban... En fin, que a otro con esas tonterías, porque eso parece claramente una forma de "matar" al personaje que encarnaba este publicista, y que poca gente soportaba, por lo visto.
El colmo de esta farsa prefabricada de triunfitos, de "artistas" que se diluyen en el anonimato (¿alguno es famoso a día de hoy?) es ya meter personajes para que se hable más del programa; bien o mal, pero que se hable. Y como el tío ese ya ha cumplido y no ha tenido un gran éxito (o sí, depende de lo que quiseran), pues se le mata y punto.
Y el colmo de la vergüenza es el espectáculo ese que por lo visto montaron en la gala, cuando Risto se fue antes de acabar y sin decir nada. Claro, que mosqueo que pillaron todos. Mira que hay que tener poca vergüenza para hacer montajes y farsas de este tipo.
Lo que se hace por la audiencia cuando el producto en sí no es suficiente...
BARCELONA CON MIS OJOS
Pues, como de costumbre, a Barcelona me fui cargado de cámara. De hecho, me llevé dos: la reflex y una compacta, por si acaso. Nada más llegar, descubrí que la compacta no tenía casi batería. Eso me pasa por no comprobar las cosas...
Pero bueno, tampoco hubo mucho problema y, el primer día, como no sabía que hacer hasta que Paula saliese de trabajar, me entretuve con la gata de su compañero de piso, Quim, que me hizo de modelo un ratito. Le había hecho fotos a bichos raros, pero no a un gato todavía. Esta es Nia:
Y esta es "la Paula" en la iglesia de Santa María del Mar (la famosa "Catedral del Mar", del libro). En un ambiente oscuro, como era el caso, y sin flash, me tuve que apañar como pude.
Y más cosas de la iglesia. Esta foto, que me gusta por el aire oscuro que le ha quedado, es de una lámpara o de una vidriera, que cada uno elija. Me recuerda a alguna foto de los libretos de los discos de Opeth, ¿no?
Cambio de ambiente. Como dije, me gusta cocinar y, por lo tanto, los mercados. Y claro, estar en Barcelona implica que, obligatoriamente, tenía que hacer una visita al mercado de la Boqueria. Más que la gran variedad de productos, casi, me impresionó la vida que tiene el mercado: todo estaba abarrotado y a todas horas:
Y para acabar, de momento, una vista panorámica de lo que se veía desde lo alto del Parc Güell. No tenía trípode ni nada, así que hice las fotos a pulso y las he acoplado como he sabido con el Photoshop, que no estoy muy puesto en esto de hacer montajes ya, pero creo que ha quedado decente.
Para los que piensen que la ciudad es muy grande: sigue más por la izquierda, pero había árboles y no hice las fotografías. Por ejemplo, no se ve la torre Akhbar, ese supositorio azul enorme. No pude ver esta torre de noche, pero hubiese sido precioso. Para la próxima habrá algo más que ver.
Bueno, pues conforme vaya clasificando fotos, veré si os enseño algunas más.
Para los que piensen que la ciudad es muy grande: sigue más por la izquierda, pero había árboles y no hice las fotografías. Por ejemplo, no se ve la torre Akhbar, ese supositorio azul enorme. No pude ver esta torre de noche, pero hubiese sido precioso. Para la próxima habrá algo más que ver.
martes, 22 de julio de 2008
QUIERO, QUIERO, QUIERO... QUERER
De mi viaje relámpago a Barcelona, pocas cosas puedo contar de lo que hice porque en esa ciudad hay demasiado que ver, que recorrer y que contemplar como para sacar algo de provecho en tres días. Sí que me mostró Paula la calle Trallers, que da a la Rambla. La chiquita conoce perfectamente lo que me gusta y me lleva a esos sitios, suerte que tiene uno... Esa calle está repleta de tiendas de música, tanto de discos como de instrumentos.
Y es que en Barcelona hay de todo. Hay tanto, que uno no sabe por dónde empezar. Aunque Alicante es una ciudad relativamente conocida y más o menos grande, es muy difícil encontrar ciertas cosas que en la ciudad condal puedan ser cotidianas o de muy fácil acceso. Por ejemeplo: a mí me gusta bastante cocinar, así que el jueves por la mañana me fui a dar una vuelta al mercado de la Boquería por pasearme y para comprarme algo para la comida de ese día. Nunca había visto tantos productos diferentes en un mismo lugar, cosa que me ilusionó bastante. Prácticamente, podía preparar cualquier plato de los que aquí nunca puedo hacer porque no encuentro los ingredientes.
Mientras deambulaba de puesto en puesto, me acabé dando cuenta de que no sabía qué comer. Tenía tantas posibilidades a mi alcance que no sabía por cual optar ni qué elegir. Al final, compré una tontería que me apeteció en el último momento.
Me pareció, en ese momento, que tantas posibilidades me quitaban las ganas de elegir una. La oferta era tan variada y encontraba tantoas ingredientes que había buscado sin éxito en mi ciudad que casi me bloqueo. Me dio por pensar que tenerlo todo disponible siempre que quieras no es tan buena idea.
El hecho de que me haga ilusión comprar un disco de un grupo extraño editado en japón se debe en gran parte a que es difícil de encontrar. Esa dificultad me hace desearlo con más fuerza y no poder conseguirlo aviva aún más las ganas. Cuando me doy cuenta de que no tiene sentido, de que ese disco es tan fácil de encontrar como ir a la tienda y cogerlo, o pedirlo si no lo tienen en ese momento, la ilusión se diluye un poquito. Ya no me hace falta un deseo tan ferviente para animarme a encontrar ese objeto, sino que puede hacerlo con un simple gesto al entrar en una tienda.
Tener de todo y la posibilidad de hacer cualquier cosa que se te ocurra está muy bien, pero a mí me pasa como cuando voy a un banquete: hay tantas cosas para comer que acabo picoteando de un par de platos solamente.
Hay que notar la falta para sentir el deseo.
Y es que en Barcelona hay de todo. Hay tanto, que uno no sabe por dónde empezar. Aunque Alicante es una ciudad relativamente conocida y más o menos grande, es muy difícil encontrar ciertas cosas que en la ciudad condal puedan ser cotidianas o de muy fácil acceso. Por ejemeplo: a mí me gusta bastante cocinar, así que el jueves por la mañana me fui a dar una vuelta al mercado de la Boquería por pasearme y para comprarme algo para la comida de ese día. Nunca había visto tantos productos diferentes en un mismo lugar, cosa que me ilusionó bastante. Prácticamente, podía preparar cualquier plato de los que aquí nunca puedo hacer porque no encuentro los ingredientes.
Mientras deambulaba de puesto en puesto, me acabé dando cuenta de que no sabía qué comer. Tenía tantas posibilidades a mi alcance que no sabía por cual optar ni qué elegir. Al final, compré una tontería que me apeteció en el último momento.
Me pareció, en ese momento, que tantas posibilidades me quitaban las ganas de elegir una. La oferta era tan variada y encontraba tantoas ingredientes que había buscado sin éxito en mi ciudad que casi me bloqueo. Me dio por pensar que tenerlo todo disponible siempre que quieras no es tan buena idea.
El hecho de que me haga ilusión comprar un disco de un grupo extraño editado en japón se debe en gran parte a que es difícil de encontrar. Esa dificultad me hace desearlo con más fuerza y no poder conseguirlo aviva aún más las ganas. Cuando me doy cuenta de que no tiene sentido, de que ese disco es tan fácil de encontrar como ir a la tienda y cogerlo, o pedirlo si no lo tienen en ese momento, la ilusión se diluye un poquito. Ya no me hace falta un deseo tan ferviente para animarme a encontrar ese objeto, sino que puede hacerlo con un simple gesto al entrar en una tienda.
Tener de todo y la posibilidad de hacer cualquier cosa que se te ocurra está muy bien, pero a mí me pasa como cuando voy a un banquete: hay tantas cosas para comer que acabo picoteando de un par de platos solamente.
Hay que notar la falta para sentir el deseo.
lunes, 21 de julio de 2008
AGUA
Hace tiempo ya que se conocieron los resultados obtenidos por Masaru Emoto en unos experimentos que tenían como objetivo comprobar la reacción del agua ante estímulos externos. Al cristalizar moléculas de agua, se observaban unas formaciones muy curiosas.
Algunos cristales como el de aquí arriba mostraban estructuras simétricas y muy definidas, lo que los hace muy atractivos y de gran belleza. Esos cristales pertenecían a muestras de agua cuyo recipiente estaba etiquetado con palabras "positivas" como amor, belleza o amistad. En el caso contrario, cuando la palabra o la frase eran negativas, las formas que se veían en las moléculas de agua eran indefinidas y caóticas.
Así, el experimento demostraba que el agua es capaz de reaccionar a "energías" positivas y negativas de distinta forma y, de alguna manera, expresaba algo según el carácter de esa energía. Un experimento de lo más curioso y quién sabe cómo de importante.
Por otro lado podemos pensar que nuestro cuerpo está formado por un 70% de agua. Si tenemos entonces en cuenta los resultados del experimento de Emoto, podemos entrar en un tema que roza mucho más lo filosófico que lo científico: ¿cómo afectan nuestros sentimientos a los demás?
En la experiencia realizada, los vasos que contenían el agua habían sido etiquetados con una palabra que, en principio, es algo objetivo y desprovisto de significado hasta que alguien se lo da. Por ejemplo, para quien no sepa alemán, la palabra Danke puede no ser más que un grupito de cinco letras, por lo cual estará desprovista de ese matiz positivo o negativo. Podrá resultar más o menos atractiva, claro. Significa "gracias". El equivalente japonés de esta palabra alemana fue uno de los utilizados en el experimento y dio como resultado unos cristales preciosos. El caso es que esa palabra retiene la energía de la interpretación que le damos y eso se transmitía al agua.
Y si con esos solos resíduos de lo que siente quien ha escrito la palabra, el agua consigue captarlos y reaccionar, ¿cuál puede ser el grado de influencia de una persona con respecto a otra? Si esto es así, la capacidad de influir los unos en los otros debe de ser enorme, teniendo en cuenta la cantidad de agua que nos compone. No es simplemente que hablemos de cierta forma, que nuestra mirada tenga cierta intención o que nuestros gestos delaten lo que sentimos; es ya que nuestra simple presencia, el hecho de estar en un lugar con alguien, es suficiente para influir en esa persona.
Yo me he parado a pensar en esto porque, a veces, me he fijado en que ciertas personas de éxito (aunque no hayan conseguido triunfar en el sentido más material de la palabra) emiten una sensación de algo así como bienestar, tranquilidad y seguridad que pueden ser incluso cautivadoras. Otras personas, por contra, parecen repelernos de entrada, sin que tengan que hablar.
El experimento de la cristalización del agua me pareció en su momento muy importante y sigo pensando lo mismo, sólo que en estos momentos me fijo más en las personas que en el agua. Si podemos hacer que, con nuestras sensaciones, un cristal de agua sea algo precioso o todo lo contrario, ¿qué no podremos hacer en los demás?
Que cada uno piense hasta donde quiera pensar...
Así, el experimento demostraba que el agua es capaz de reaccionar a "energías" positivas y negativas de distinta forma y, de alguna manera, expresaba algo según el carácter de esa energía. Un experimento de lo más curioso y quién sabe cómo de importante.
Por otro lado podemos pensar que nuestro cuerpo está formado por un 70% de agua. Si tenemos entonces en cuenta los resultados del experimento de Emoto, podemos entrar en un tema que roza mucho más lo filosófico que lo científico: ¿cómo afectan nuestros sentimientos a los demás?
En la experiencia realizada, los vasos que contenían el agua habían sido etiquetados con una palabra que, en principio, es algo objetivo y desprovisto de significado hasta que alguien se lo da. Por ejemplo, para quien no sepa alemán, la palabra Danke puede no ser más que un grupito de cinco letras, por lo cual estará desprovista de ese matiz positivo o negativo. Podrá resultar más o menos atractiva, claro. Significa "gracias". El equivalente japonés de esta palabra alemana fue uno de los utilizados en el experimento y dio como resultado unos cristales preciosos. El caso es que esa palabra retiene la energía de la interpretación que le damos y eso se transmitía al agua.
Y si con esos solos resíduos de lo que siente quien ha escrito la palabra, el agua consigue captarlos y reaccionar, ¿cuál puede ser el grado de influencia de una persona con respecto a otra? Si esto es así, la capacidad de influir los unos en los otros debe de ser enorme, teniendo en cuenta la cantidad de agua que nos compone. No es simplemente que hablemos de cierta forma, que nuestra mirada tenga cierta intención o que nuestros gestos delaten lo que sentimos; es ya que nuestra simple presencia, el hecho de estar en un lugar con alguien, es suficiente para influir en esa persona.
Yo me he parado a pensar en esto porque, a veces, me he fijado en que ciertas personas de éxito (aunque no hayan conseguido triunfar en el sentido más material de la palabra) emiten una sensación de algo así como bienestar, tranquilidad y seguridad que pueden ser incluso cautivadoras. Otras personas, por contra, parecen repelernos de entrada, sin que tengan que hablar.
El experimento de la cristalización del agua me pareció en su momento muy importante y sigo pensando lo mismo, sólo que en estos momentos me fijo más en las personas que en el agua. Si podemos hacer que, con nuestras sensaciones, un cristal de agua sea algo precioso o todo lo contrario, ¿qué no podremos hacer en los demás?
Que cada uno piense hasta donde quiera pensar...
domingo, 20 de julio de 2008
¡QUÉ GANAS...!
A mí no me gusta la música techno, así que no voy a discotecas de ese estilo porque me daría algo. Ya sé de entrada lo que me podría encontrar, así que no me meto ahí.
Eso que parece una tontería de tan evidente, es algo que muchas personas no acaban de comprender. Digo esto porque esta mañana ha entrado en la tienda en que trabajo (recuerdo que era de Lacoste) un guiri que no ha hecho otra cosa aparte de quejarse porque los precios eran muy altos. Venía este hombre de otra tienda de la misma marca, incluso, y decía que en aquella tenían más descuentos y que cuál era la razón para no tenerlos en la mía. La razón, claro está, es que mi tienda está dentro del aeropuerto de Alicante y pertenece a una empresa privada, como si fuese una franquicia, que no sé si lo será realmente.
Pero el hombrecillo este no parecía achantarse, así que le he dicho que si en aquélla otra tienda tenían descuentos del 40%, nosotros teníamos incluso del 50%; se ha puesto a buscar y me ha preguntado de cualquier forma que dónde estaban esos descuentos. Tras afirmarle de mala gana ya que los teníamos, se los he señalado. Pero, ¡oh, sorpresa!, no eran las mismas prendas que él decía haber visto en la otra tienda a un precio más bajo.
Y, en resumen, este personaje no quería comprar ni lo ha hecho, sólo venía para discutir un poco. Cuando uno entra en una tienda de Lacoste, ya sabe qué se va a encontrar dentro; si las cosas no son como crees que deberían (según tu intelecto y tu propia estrategia de negocios, digo yo...), pues te das media vuelta y te vas por donde has venido, pero no haces perder el tiempo de los demás que, aunque no tengan nada que hacer, seguro que hay miles de cosas en las que pensar, simplemente, sin que te toquen lo que no suena.
Señor guiri, váyase a comprar un Aston Martin y le dice al vendedor lo mismo que a mí.
Eso que parece una tontería de tan evidente, es algo que muchas personas no acaban de comprender. Digo esto porque esta mañana ha entrado en la tienda en que trabajo (recuerdo que era de Lacoste) un guiri que no ha hecho otra cosa aparte de quejarse porque los precios eran muy altos. Venía este hombre de otra tienda de la misma marca, incluso, y decía que en aquella tenían más descuentos y que cuál era la razón para no tenerlos en la mía. La razón, claro está, es que mi tienda está dentro del aeropuerto de Alicante y pertenece a una empresa privada, como si fuese una franquicia, que no sé si lo será realmente.
Pero el hombrecillo este no parecía achantarse, así que le he dicho que si en aquélla otra tienda tenían descuentos del 40%, nosotros teníamos incluso del 50%; se ha puesto a buscar y me ha preguntado de cualquier forma que dónde estaban esos descuentos. Tras afirmarle de mala gana ya que los teníamos, se los he señalado. Pero, ¡oh, sorpresa!, no eran las mismas prendas que él decía haber visto en la otra tienda a un precio más bajo.
Y, en resumen, este personaje no quería comprar ni lo ha hecho, sólo venía para discutir un poco. Cuando uno entra en una tienda de Lacoste, ya sabe qué se va a encontrar dentro; si las cosas no son como crees que deberían (según tu intelecto y tu propia estrategia de negocios, digo yo...), pues te das media vuelta y te vas por donde has venido, pero no haces perder el tiempo de los demás que, aunque no tengan nada que hacer, seguro que hay miles de cosas en las que pensar, simplemente, sin que te toquen lo que no suena.
Señor guiri, váyase a comprar un Aston Martin y le dice al vendedor lo mismo que a mí.
viernes, 18 de julio de 2008
UN METRO BAJO TIERRA
Estoy en Barcelona; de hecho, llevo aquí desde el miércoles y hoy ya es el último día porque esta tarde me vuelvo a Alicante. He aprovechado esta semana que libraba tres días del trabajo y he cogido un avión para venir a ver a mi amiga Paula, a ver cómo una argentina habla en catalán, jeje.
El problema es que en tres días da tiempo de hacer las cosas justas aquí y ver los sitios imprescindibles. De hecho, no he ido a ver la Sagrada Familia. Paula trabaja por las mañanas y no he visto demasiado claro eso de desplazarme por el metro. Los de pueblo semos asín. Y, además, que para ver el templo todo lleno de andamios y no entrar (vaya precios), pues casi que me doy una vueltecita a pie cerca de casa.
Pero hablando del metro, aunque no es la primera vez que lo utilizo (he estado en el de Londres también), sigue siendo un elemnto extraño para mí.
Nada más llegar a Barcelona, ya me ví metido en las entrañas de la ciudad en un ambiente que me recordaba al submundo de mutantes de Futurama. Me daba la senación de que, una vez pagada la entrada, cambiaba el ambiente diurno de la ciudad por otro estático e invariable en el que hay otras normas y el tiempo y el espacio son distintos. Además, aún me resulta extraño eso de entrar en el metro en algún punto de Barcelona (pongamos que cerca del Raval, por ejemplo) y, tras unos minutos de luz artificial, de recorrer pasillos con mucha gente e incluso músicos tocando, uno aparece finalmente en otro sitio completamente distinto (Barceloneta o el gótico, por seguir con ejemplos).
La sensación que he notado en esas ocasiones no ha sido del todo agradable para mí, no obstante. Se me hace bastante raro eso de ir de punta a punta de la ciudad sin ver un sólo edificio o sin ver a gente que se mueve a pie, de forma autónoma. Al llegar a la parada de destino, como me ha dicho mi primo René, que ahora vive aquí, parece que te muevas entre "islas".
No sé si será esa falta de costumbre en estos avances o que de verdad necesito ver por dónde voy, pero no me acaba de gustar esa sensación del metro. Desde luego, es un medio de transporte como pocos y sin él la vida en grandes ciudades sería mucho más complicada. Yo prefiero ir en autobús o en moto, porque así se ve bien como conectan unas zonas con otras y, aunque sea de ciudad, se contempla un poco el paisaje; cosa esta poco práctica si no vas simplemente de paseo.
Y para los inexpertos en estas modernidades como yo: en las escaleras mecánicas del metro (al menos) hay que ir en fila de a uno a la derecha para que quien tenga prisa pase corriendo por tu izquierda. Supongo que a primera hora de la mañana esto no lo respetará nadie, pero el resto del día parece funcionar bastante bien.
En fin, que tengo más cosas que contar aunque no he exprimido la ciudad (no venía a eso) y ya iré comentando por aquí. Mientras tanto, os dejo esta fotografía de aquí arriba que hice ayer del Tibidabo (sí, ese perfil negro y pqueñito que se ve) desde cerca del Parc Güell.
martes, 15 de julio de 2008
EL HOMBRE AL QUE LE SUSURRABAN LOS MOSQUITOS
Ahora que estamos en veranito, los mosquitos se ponen las botas. El remedio para acabar con esta molestia es muy fácil: tirar de insecticida. Así, de paso, nos deshacemos también de moscas (realmente insoportables), arañas, hormigas y demás monstruos incómodos que viven siempre a nuestro alrededor, en nuestras casas. Creo que la mayoría coincidirá conmigo en que la peor molestia que causan estos bichos es por la noche, cuando un mosquito te da por saco al lado de la oreja o cuando una arañita doméstica se te pasea por una mano. A mí los mosquitos que susurran al oído me ponen frenético.
Es decir, que hay algo que nos molesta y echamos mano de la fuerza bruta para acabar con su existencia. Mirad Irak...
Pero me parece que esto es tomar medidas de fuerza y poco consideradas. En lugar de los tan eficaces insecticidas, existen otros productos que se aplican sobre nuestra piel y que, al fin y al cabo, nos aporta la misma solución: esos seres infernales no se acercan. Y, existiendo este tipo de productos, que sólo alejan al insecto de nosotros y así nos olvidamos de él, me parece mucho más correcto su uso que el de insecticidas que muchas veces son inespecíficos y, por lo tanto, matan no sólo lo que tú queires matar, sino que se esparcen y acaban con lo que haya cerca.
No digo que haya que vivir rodeado de insectos, de arañas y cosas así, pero lo que sí que pienso es que es mucho más respetuoso utilizar productos que auyentan a estos animalitos sin matarlos. Por ejemplo: si hay problemas con los mosquitos, las arañas suelen contribuir a solucionarlo; si una araña se come a dos mosquitos, se ahorran estos dos y las crías que estos pudieran llegar a tener, la descendencia de éstos últimos y así. Si matamos la araña: generaciones de mosquitos.
El insecticida es muy útil en ciertas ocasiones, sólo digo que hay que tener respeto por el resto de formas de vida, que no estamos solos.
Es decir, que hay algo que nos molesta y echamos mano de la fuerza bruta para acabar con su existencia. Mirad Irak...
Pero me parece que esto es tomar medidas de fuerza y poco consideradas. En lugar de los tan eficaces insecticidas, existen otros productos que se aplican sobre nuestra piel y que, al fin y al cabo, nos aporta la misma solución: esos seres infernales no se acercan. Y, existiendo este tipo de productos, que sólo alejan al insecto de nosotros y así nos olvidamos de él, me parece mucho más correcto su uso que el de insecticidas que muchas veces son inespecíficos y, por lo tanto, matan no sólo lo que tú queires matar, sino que se esparcen y acaban con lo que haya cerca.
No digo que haya que vivir rodeado de insectos, de arañas y cosas así, pero lo que sí que pienso es que es mucho más respetuoso utilizar productos que auyentan a estos animalitos sin matarlos. Por ejemplo: si hay problemas con los mosquitos, las arañas suelen contribuir a solucionarlo; si una araña se come a dos mosquitos, se ahorran estos dos y las crías que estos pudieran llegar a tener, la descendencia de éstos últimos y así. Si matamos la araña: generaciones de mosquitos.
El insecticida es muy útil en ciertas ocasiones, sólo digo que hay que tener respeto por el resto de formas de vida, que no estamos solos.
sábado, 12 de julio de 2008
EN TIERRAS MURCIANAS, OTRA VEZ
Esta semana, en mis dos días libres, he hecho una escapada a Totana para ver a mi amigo Dave y a Irene, mi guía murciana de hace unos meses. Han sido dos días de relax en un chalet apartadito del mundo; apartado pero, eso sí, cerca de unos niños que parecían desayunar anfetaminas, porque anda que no aguantaban la juerga... Se ve que eran fiestas por allí o a alguien le apetecía.
Bueno, tras felicitar a nuestra cocinera y anfitriona porque todo estaba buenísimo (incluídas las especialidades regionales ;) ), dejo un par de fotos de las que hemos hecho entre ayer y hoy. Digo "hemos" porque esta vez el amigo friki de la cámara de fotos (empiezo a parecer eso) ha contagiado un pelín a los demás y todos hicieron sus pinitos; ya pondré alguna de Dave que me ha gustado.
Así que un par de ejemplos de viernes y sábado en la Huerta:
Por último, voy a comentar que hemos estado a punto de fabricar un instrumento musical de lo más curioso. No nos ha dado tiempo por un fallo de coordinación entre limpieza y música, porque nuestro material ha ido a la basura. Espero que en la próxima visita a Murcia, el birrófono cobre vida por fin...
Bueno, tras felicitar a nuestra cocinera y anfitriona porque todo estaba buenísimo (incluídas las especialidades regionales ;) ), dejo un par de fotos de las que hemos hecho entre ayer y hoy. Digo "hemos" porque esta vez el amigo friki de la cámara de fotos (empiezo a parecer eso) ha contagiado un pelín a los demás y todos hicieron sus pinitos; ya pondré alguna de Dave que me ha gustado.
Así que un par de ejemplos de viernes y sábado en la Huerta:
Un limón, haciendo referencia a que hemos comido un montón y hasta me entretuve en la mesa con la cámara. Esa mesa ha pasado con nosotros mucho tiempo, desde ayer... En el momento del café, le tocó el turno al orujo con hierbas:
Y una foto panorámica, fijándose con detalle. Eso enorme es una bombilla porque la foto está sacada directamente a una lámpara que había cerca de la piscina. Mi intención era que se viese bien la piscina, pero incluso se aprecia el fondo con el paisaje de montañas y nubes que veíamos. Quería una visión propia del lugar y salió esto, con lo que estoy muy contento.
Y una foto panorámica, fijándose con detalle. Eso enorme es una bombilla porque la foto está sacada directamente a una lámpara que había cerca de la piscina. Mi intención era que se viese bien la piscina, pero incluso se aprecia el fondo con el paisaje de montañas y nubes que veíamos. Quería una visión propia del lugar y salió esto, con lo que estoy muy contento.
jueves, 10 de julio de 2008
NOCHES CURIOSAS Y FELICIDADES
Hay veces que uno hace algo que no se espera. Me refiero a que, en muchas ocasiones, lo mejor cuando uno no sabe qué hacer en su tiempo libre es empezar algo y ver cómo continúa la cosa, simplemente dedicarse a pasarlo bien y ver que hay cosas interesantes en todos lados.
Con ese espíritu, el cumpleaños de Florecilla (el viernes pasado) se convirtió en una especie de noche extraña en la que se mezclaron un safari fotográfico nocturno por enmedio de un polígono industrial, un festival de conciertos de ocho grupos, algo de bebida y gente conocida. De los ocho grupos, Nova fue el que más me gustó porque hacen una música muyc reativa y original que, además, tiene cierta similitud con la que me pasa por la cabeza últimamente; además, que el grupo es de Fernando, un amigo que tiene un pub, cosa que es de agradecer.
Estas dos primeras fotos de arriba son de la Florecilla misma, que sacó la primera de la noche y se dedicó a los exteriores (al polígono, vamos). Las siguientes son mías, del interior del local. Como siempre, nos fijamos en unas cosas muy particulares, cada uno a su rollo...
Quien busca, encuentra. ^^
Con ese espíritu, el cumpleaños de Florecilla (el viernes pasado) se convirtió en una especie de noche extraña en la que se mezclaron un safari fotográfico nocturno por enmedio de un polígono industrial, un festival de conciertos de ocho grupos, algo de bebida y gente conocida. De los ocho grupos, Nova fue el que más me gustó porque hacen una música muyc reativa y original que, además, tiene cierta similitud con la que me pasa por la cabeza últimamente; además, que el grupo es de Fernando, un amigo que tiene un pub, cosa que es de agradecer.
Estas dos primeras fotos de arriba son de la Florecilla misma, que sacó la primera de la noche y se dedicó a los exteriores (al polígono, vamos). Las siguientes son mías, del interior del local. Como siempre, nos fijamos en unas cosas muy particulares, cada uno a su rollo...
Quien busca, encuentra. ^^
domingo, 6 de julio de 2008
VAMOS DE FIESTA
Un toro es capaz de notar una mosca que se le pare en el lomo, por eso las espantan con el rabo. A mí, esa afirmación, me parece bastante indiscutbile porque se puede incluso comprobar. Si eso es así, un toro debe notar una banderilla cuando se la clavan. El sufrimiento debe de ser temendo.
Por esas razones, que no me vengan con historias de que el toro no sufre al ser toreado. Pero, ¿en qué piensan? Hay gente que defiende la mal llamada "fiesta nacional" argumentando que el animal no sufre en el ruedo. Eso es imposible si no paran de clavarle las banderillas esas (que tienen un diseño muy prácitco, pues al arrancarse desgarran piel y músculo) y acercarse un señor a caballo que le clava una lanza desde lo alto.
No, supongo que no sufrirá. No creo que esté nervioso ni dolorido de antes de entrar; es más, me parece que el toro sale ahí con capcidad suficiente para matar a todos los hombres de la plaza, deshacerse de los caballos y echar la plaza abajo si es necesario. ¡Venga, va, que no somos idiotas!
Esa gente comete asesinatos. Es muy grave matar a un hombre y tiene penas muy grandes, pero cuando se mata a un animal, las repercusiones son una miseria, porque el que mata a un animal corta una vida igualmente sin derecho alguno.
Este festejo detestable no más que un anacronismo hoy en día, una barbaridad desde que lo concibieron. No obedece a ninguna razón eso de matar a un animal encerrándolo y acosándolo hasta ser derribado y muerto. Tampoco hay ningun sentido en tirar cabras desde campanarios ni hacer las barbaridades que se cometen contra los animales con la excusa de la fiesta. Menudas fiestas, esas en que se tiene que matar para divertirse.
En fin... Esta noche han hecho el programa "Salvados..." con el tema d elos toros. No lo he visto, que después de muchos años ya me pone nervioso ver los "argumentos" de esta gente.
Por esas razones, que no me vengan con historias de que el toro no sufre al ser toreado. Pero, ¿en qué piensan? Hay gente que defiende la mal llamada "fiesta nacional" argumentando que el animal no sufre en el ruedo. Eso es imposible si no paran de clavarle las banderillas esas (que tienen un diseño muy prácitco, pues al arrancarse desgarran piel y músculo) y acercarse un señor a caballo que le clava una lanza desde lo alto.
No, supongo que no sufrirá. No creo que esté nervioso ni dolorido de antes de entrar; es más, me parece que el toro sale ahí con capcidad suficiente para matar a todos los hombres de la plaza, deshacerse de los caballos y echar la plaza abajo si es necesario. ¡Venga, va, que no somos idiotas!
Esa gente comete asesinatos. Es muy grave matar a un hombre y tiene penas muy grandes, pero cuando se mata a un animal, las repercusiones son una miseria, porque el que mata a un animal corta una vida igualmente sin derecho alguno.
Este festejo detestable no más que un anacronismo hoy en día, una barbaridad desde que lo concibieron. No obedece a ninguna razón eso de matar a un animal encerrándolo y acosándolo hasta ser derribado y muerto. Tampoco hay ningun sentido en tirar cabras desde campanarios ni hacer las barbaridades que se cometen contra los animales con la excusa de la fiesta. Menudas fiestas, esas en que se tiene que matar para divertirse.
En fin... Esta noche han hecho el programa "Salvados..." con el tema d elos toros. No lo he visto, que después de muchos años ya me pone nervioso ver los "argumentos" de esta gente.
sábado, 5 de julio de 2008
¿ALGUIEN?
Hace tiempo que no escribo nada interesante, por eso no he publicado casi. Tengo ganas de volver a ponerme a dejar salir ideas de la cabeza, pero ando un poquito escaso. De todas formas, pronto pondré aquí un relato bastante fantástico que estoy escribiendo, a ver si dentro de pocos días...
Pero, bueno, que la cosa no iba por ahí. Como no estoy muy por la labor de pensar ideas originales para escribir sobre ellas y las que tengo no me incitan demasiado en estos momentos, quería proponer una cosa a una persona. Me gustaría escribir algo a medias con otra persona, no importa quién, en principio.
Sería una historia (o varias relacionadas, que algo ya he pensado) del tipo de los juegos esos en que uno escribe una página, por ejemplo, y otra persona continúa. Sería curioso. El tema sería algo que habría que hablar...
Así que, nada, si a alguien le hace ilusión o le parece interesante la idea, a mi me gustaría intentarlo no para hacer una obra genial, sino por ver lo que sale.
Quien esté dispuesto puede dejar aquí un comentario o mandame un e-mail.
Pero, bueno, que la cosa no iba por ahí. Como no estoy muy por la labor de pensar ideas originales para escribir sobre ellas y las que tengo no me incitan demasiado en estos momentos, quería proponer una cosa a una persona. Me gustaría escribir algo a medias con otra persona, no importa quién, en principio.
Sería una historia (o varias relacionadas, que algo ya he pensado) del tipo de los juegos esos en que uno escribe una página, por ejemplo, y otra persona continúa. Sería curioso. El tema sería algo que habría que hablar...
Así que, nada, si a alguien le hace ilusión o le parece interesante la idea, a mi me gustaría intentarlo no para hacer una obra genial, sino por ver lo que sale.
Quien esté dispuesto puede dejar aquí un comentario o mandame un e-mail.
BAJANDO REVOLUCIONES
Con los horarios que tengo ahora, la verdad es que a veces me es complicado poder ver las noticias en la tele y, como no tengo costumbre ni me gusta demasiado leer el periódico, pues ando un poco mareado y desorientado en actualidad. Pero bueno, uno tiene su interés y al final acabo buscando en internet, aunque la realidad no dé para mucho y no sea nada agradable.
Estaba leyendo ahora noticias sobre la situación económica tan difícil que estamos pasando, cuya peor parte espera el Gobierno que se dé a finales de año. También decían que esta situación no se iba a dar en España porque estábamos preparados. Que cada uno crea lo que quiera, como siempre.
Ahora, eso sí: no quiero oir a nadie hablando de "crisis". En este país somos tan chulos que no tenemos crisis, tenemos "desaceleraciones transitorias". Que la cosa se pone grave, pues "desaceleración transitoria, ahora más intensa". Pero crisis, ni una.
Otra cosa que no nos va nada es esa fea costumbre de hacer trasvases. Por favor, ¡qué palabra tan ordinaria! Suena como a a campo, como a agricultura, como a palabra basta y sucia. Por suerte hay gente que nos enseña cómo transformar estas palabras feas en otras mucho más agradables al oído humano (y al humano opositor, en concreto) y que despiertan sentimientos mucho menos desbocados: "captación puntual, temporal, desmontable y reversible de agua".
¡Ay... qué bonita es la realidad cuando lo dice alguien que sabe de lo que habla!
Pero, por si acaso esa gente se quedase sin ideas para maquillarnos de fiesta el día a día, propongo que les hagamos una captación puntual e irreversible de vergüenza torera, porque parece que al menos en eso, en vergüenza, están sufriendo una desaceleración permanente cada día más intensa.
Estaba leyendo ahora noticias sobre la situación económica tan difícil que estamos pasando, cuya peor parte espera el Gobierno que se dé a finales de año. También decían que esta situación no se iba a dar en España porque estábamos preparados. Que cada uno crea lo que quiera, como siempre.
Ahora, eso sí: no quiero oir a nadie hablando de "crisis". En este país somos tan chulos que no tenemos crisis, tenemos "desaceleraciones transitorias". Que la cosa se pone grave, pues "desaceleración transitoria, ahora más intensa". Pero crisis, ni una.
Otra cosa que no nos va nada es esa fea costumbre de hacer trasvases. Por favor, ¡qué palabra tan ordinaria! Suena como a a campo, como a agricultura, como a palabra basta y sucia. Por suerte hay gente que nos enseña cómo transformar estas palabras feas en otras mucho más agradables al oído humano (y al humano opositor, en concreto) y que despiertan sentimientos mucho menos desbocados: "captación puntual, temporal, desmontable y reversible de agua".
¡Ay... qué bonita es la realidad cuando lo dice alguien que sabe de lo que habla!
Pero, por si acaso esa gente se quedase sin ideas para maquillarnos de fiesta el día a día, propongo que les hagamos una captación puntual e irreversible de vergüenza torera, porque parece que al menos en eso, en vergüenza, están sufriendo una desaceleración permanente cada día más intensa.
miércoles, 2 de julio de 2008
GEOMETRÍA Y PERSPECTIVAS
Últimamente parezco no estar muy hablador; tampoco es que esté pensativo... Supongo que simplemente es un momento de "inactividad mental". Además es que también estoy pensando en algunas cosas relacionadas con la web que dije el otro día, con Fractality.
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