"El
ambiente de la noche, las luces, los reflejos, la música de fondo
que pone banda sonora a una vida; las sombras en caras tan
aprendidas, tan descubiertas en falta de interés; los segundos que
repiten historias de antes de que salga el sol, los suspiros por una
lejanía inquebrantable en medio de la multitud, la mañana de
silencio donde debería haber vidas comunes, ahogada la ausencia de
sonidos en tragos interminables de una copa que siempre se vuelve a
rellenar... La noche, tan oscura y tan perdida como siempre, tan
ajena a pesar de las visitas, obliga a sacar el mapa de un mundo
extraño, esa guía de una vida en construcción, de cimientos
inquietos, esa que ha de encarrilar los ojos callados de una
imaginación preciosa que supera lo real.
Sentado en el vacío de la barra, en lo oscuro del borde de una jarra de cerveza, la confusión total se instala alrededor y los movimientos se antojan borrosos, indecisos y faltos de dirección. El cuerpo ni se inmuta y se zambulle otra vez jarra adentro. Con dificultad, aunque sin poder evitarlo, el mapa de una vida desconocida se ilumina. Líneas de luz del pasado encienden la habitación y todo desaparece: ni sonidos, ni colores, ni nadie alrededor. Al fin y al cabo, este es el mapa de uno y de nadie más. Una mirada ciega a lo real se abre y escruta el resplandor desde su nacimiento, como hilos de luz que confusos se enredan en una maraña fina, suave, indistinguible, de decisiones olvidadas. El hilo del no saber se enlaza al de lo deseado y así nace un tercero, más fuerte y resistente, inevitablemente más longevo: el de la desesperación. Y todo eso en un vistazo, pues las luces alcanzan toda la existencia, repasan nombres preciosos y resaltan momentos indispensables; bañan con su resplandor los recuerdos imborrables, los guardados a fuego en un mar de ideas vagabundas.
La
vista no escapa a esta luz y la vida se contrae, aguanta la
respiración y abre los ojos de par en par. El corazón se lanza a un
vacío insondable y las manos revientan en actividad frenética y sin
objetivo, sin control. La luz en ese punto... Aunque en el pasado,
una luz brillante quema la memoria y la impregna de un color dorado.
Sí, años atrás... y, ¡tantas veces! El tiempo no había dado
aviso de aquel punto insistente, no existió advertencia que alejase
a la consciencia de aquel lugar, de aquel momento, de aquel nombre.
Unos ojos inmaduros e incautos dilataron sus pupilas hace una
eternidad, antes que nadie y, ahora que no han podido cerrarse, ven
el mapa impreso de una vida entera en la que, por muchos nodos, por
cuantos
altos tuviese en el camino, aún hoy ilumina un recuerdo con la luz
de la certeza de que así será toda la vida.
Sin
embargo, se acerca el verano y, con él, el momento de olvidar. Con
tristeza, sin remedio, se habrán de borrar muchas de las líneas de
luz que se extienden hoy en día por el mapa, y así nacerá un
camino nuevo. Quedará la soledad de la belleza de un momento; quedará la sensación de haber tenido un nombre como un precioso
recuerdo."
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