jueves, 21 de agosto de 2008

ESTAMOS MAL DISEÑADOS

El hombre es un ser excepcional que posee una inetligencia muy desarrollada, cosa que nos facilita una serie de habilidades que nos han convertido en los "reyes" (y tiranos) del planeta. Pero, aparte de eso, que alguien me diga otra ventaja que tengamos en cuanto a supervivencia; porque, si nos dejan en la selva, el bosque o donde sea que no haya civilización, pereceremos cual moscas frente a nuestros insecticidas: rápido y sin pena ni gloria.

Todo esto lo digo porque, hace un rato, estaba mirando lo que hacían un par de salamanquesas (que no salamandras, que muchos las confunden a menudo). Cualquiera que viva cerca del campo en verano las habrá visto pasearse por paredes y techo cazando bichitos para comer. Pues bien, esas dos en cuestión estaban en ello, en comer, cada una en su sitio. Una era nueva, mediría unos tres centímetros, y no tenía muy claro eso del territorio, por lo que parece. Un enfrentamiento en el techo ha hecho que, finalmente, la pequeñaja saliera huyendo pero, al no correr más que la otra (tres veces más grande) ha caído al suelo.

Pues bien, el techo está a unos dos metros y medio del suelo y el bichito ha hecho caída libre. No se ha matado, ni mucho menos. Al poco de caer, me he acercado a ver qué le había pasado y, en cuanto me he agacjado a su lado, ha salido corriendo incluso más rápido que antes. Si tenemos en cuenta que la distancia recorrida hasta el suelo ha sido de unos dos metros y medio. Si tenemos en cuenta que la salamanquesa mide 3 cm., ha recorrido entonces 834 veces su longitud (2500/3) en caída libre y se ha largado tan ancha (aunque vaya lo que tiene que dolerle).

Ahora pensemos que caemos nosotros. Yo mido 1,73 m., creo, así que debería caer desde unos 1400 metros de altura para pegarme el guarrazo y salir corriendo. Si me tiran de un quinto piso, seguro que no me levanto.

Por eso digo que estamos mal diseñados. Ni siquiera podemos regenerarnos la cola (:P).

Si nos quitan ese don de la inteligencia, quedaríamos como un montón de carne y huesos y, a la mínima, acabaríamos heridos o fiambre, presa de cualquier golpe tonto. Físicamente, no vamos con mucho adelanto: no corremos demasiado rápido, no tenemos un exoesqueleto que nos proteja, no vemos por la noche, no volamos y no aguantaríamos una explosión nuclear (que las hemos inventado nosotros mismos).

En fin, que estamos mal diseñados. Eso sí, hemos sabido aprovechar nuestro don para sacarle todo el jugo y aprovechar así al máximo su potencial destructivo.

Hoy estoy un poco cabreado con la humanidad, ¿se nota?

1 comentario:

Deiene dijo...

No te cabrees, va, k no merece la pena.

Es curioso lo de la caida libre. .. yo cm soy pekeñita... tendria k saltar vastantes menos metros que tu jejeje.