jueves, 24 de diciembre de 2015

EL PAPEL ROTO

"La página donde se habían escrito todas las palabras se ha rasgado. De punta a punta del papel, un corte vertical divide el espacio en dos dejando dos perfiles irregulares que, aunque perfectamente complementarios, no se encajan de nuevo. Separadas en dos mares distintos, las letras se quiebran por la mitad y pierden el empuje. Poco a poco pierden el significado.

El silencio reina. Impera en cada rincón de sonidos más o menos desoídos que quedan perdidos en esas palabras inconexas. No hay forma de que la nube de sensaciones y pensamientos converja ene una lluvia que descargase la humanidad entera. Entre dos mitades de un folio escrito, ni una letra emerge de un papel que mantiene presa hasta la más nimia gota de tinta. 

Se ha rasgado y ahora no hay nada qué decir; no hay más que pasar desapercibido, que convertirse en un ser extraño, perdido en a saber qué mundo del que no se puede escapar. Se han congelado las palabras y parece que, al menos por el momento, no hay calor que pueda deshacer este silencio de inmovilidad y respiración, de respiración lenta y distante, de respiración de una mente cerrada ante un cielo interno que pronto descargará."

viernes, 18 de diciembre de 2015

BON DIA

"Ningú no ha demanat res, però tot de sovint el cel s'aclareix i els núvols escampen com els gats de l'aigua. No ho has demanat però el sol no cessa de resplandir com el moment més perfecte que mai haurem viscut. 

Bon dia, això es innegable, i ho celebrarem amb tot l'espectacle de la vida que ens envolta. No farem cas d'ombres ni rajos perduts que no saben cap on dirigir-se.

Bon dia, aquest en què tot s'il·lumina com un matí clar quan la platja va ser nostra, quan el temps no corria, quan ens vam vore des de lluny, envellits i raquítics però encara enstimant-nos com si fos el primer instant.

I és que ningú ho ha demanat, però fa un bon dia."

viernes, 11 de diciembre de 2015

CUANDO LAS PALABRAS MUERDEN

"Cuando las palabras muerden, es difícil esconderse, tan difícil como resulta ocultar un mundo interior tan vivo y perdido. Cuanto se rebelan e intentan salir, nada detiene el avance imperecedero de unos pensamientos mal escritos que, sin embargo, gritan desde lo más recóndito de un lugar muy cuidado. Sacan los dientes y, órgano a órgano, tejido tras tejido, la realidad de barreras infranqueables se desmorona ante lo que quiere salir.

Cuando las palabras se agolpan en el embudo de una garganta cerrada por los nervios, todo se contrae: se contrae la respiración, se contrae el alma, se contraen los deseos y aumentan las ganas, se agolpan sin remedio en una boca que no se debería abrir. Y, eso, la falta de apertura al exterior, es lo que da fuerza a los dientes de estas palabras no deseadas pero inevitables. Se desgarra la carne, el alma, los ojos que perciben la belleza... Se desgarra la realidad compartida para convertirse en los jirones de una imaginación tan deseada... Cuando muerden...

Cuando muerden es cuando se sienten tan vitales, cuando todo depende su significado, sea dicho a tiempo o no. Es entonces cuando las palabras dejan ese mundo de ideas tan perfecto, tan abstracto, y se enfilan hacia un futuro que nadie acaba de conocer. Pero da igual: han de salir y saldrán, a pesar de los esfuerzos, que no son pocos. Porque si la garganta se cierra es solamente por no querer cargar a quien ya lleva demasiado a la espalda, por no agobiar con problemas que, aunque vitales, quedaron olvidados en la mente de lo que fueron dos.

No, no saldrá ni una. Esas palabras canallas, tan tiernas como sinceras, tan en busca de ser recibidas como lo que son, como la esencia de algo nuevo, quedarán encerradas tras una boca clausurada a la belleza y al tiempo, impedida de los deseos más profundos. No saldrán porque yo no lo quiero, porque por mucho que empujen, que arremetan y que arañen la superficie de la piel, no deberán abandonar este hilo de pensamiento que solamente conduce a un destinatario. No saldrán porque, si de mi depende, nada en la vida tocará esa tez que una vez fue... No, no dejarán el refugio de estos labios sellados por no molestar, por sabidas, por no interrumpir el discurrir de una vida de la que fueron apartadas casi sin querer. No saldrán por no hacer mella en esas heridas que, tan sin haberlas buscado, acabaron acariciando la sonrisa más perfecta. No saldrán porque me niego a destruir ese castillo sobre el que se alzará el alma que ilumina mis pasos, porque los cimientos de un mundo nuevo quizá requiera del sacrificio de quien fue y, aún habiendo sido, quedó relegado a un pasado que dejará una mera huella en el olvido.

No saldrán, así que no hablaré. Tan sólo, y por querer a la vida tal como debiera ser, callaré lo más hondo y lo encerraré en las mazmorras del deber y no poder. No diré ni un "te quiero", ni un "te echaba tanto de menos...". No, no acabarán estos sentimientos en sonidos que entorpezcan la renovación, el olvido de lo enfermo, la ansiedad, al dolor en el pecho, las ganas de acabar... No lo harán porque no quiero, aunque lo necesito; porque, de salir afuera tanto sentimiento, quedarías perdida en un mundo que ni tú comprendes, ni en el que yo entro. 

Ahora es momento de descanso, al menos para uno, así que las palabras quedarán dormidas o encerradas por un tiempo, a la espera de ese momento feliz que te pueda decir a la cara..."

martes, 8 de diciembre de 2015

DEJARÉ

"Quizá tan de cerca sea difícil. Y puede que, además, sea muy complicado de entender, pero la distancia es tan importante como limita la acción a corto plazo. Más de lejos sería distinto, con más aire entre estos dos mundos, con más gente entre los dos. Tampoco la música ayuda, con notas que se filtran lentamente; compases perdidos entre silencios no intencionados; canal nuevo y diferente de comunicación que dispara los rincones más escondidos de esta imaginación dormida.

Quizá tan de cerca sea más fácil, tan seguro por apreciar la belleza que rodea en un instante en que ser valiente no es sólo cuestión de suerte. Este disfraz atrapa como una camisa de fuerza y, al final, deshacerse de los ecos de un pasado que es más interior que temporal resulta de lo más imposible de la noche. Ser valiente no es sólo cuestión de verte.

A veces, y sólo a veces, me encuentro distinto en unas telas que no son mías, en una piel que responde de otra forma a la acostumbrada en una función que, siendo la misma, acaba en diferentes resultados. Un destino elegido, uno perdido, uno deseado que queda sumido en las perlas brillantes de lo oscuro del olvido. Que termine esta función, que termine y se ahogue esta canción en un silencio que acabe solamente cuando uno y uno no sean dos.

Dejaremos de lado tantos asuntos delicados que todo se hundirá en un futuro infructuoso que nunca habrá acabado de llegar, que se perderá en un discurrir disperso de sonidos alejados de una realidad indiferente a todo. A todo, a todo menos al sonido que, sin desearlo y sin esperar nada, rodea a todos los presente e impregna el aire se sensaciones caducas y, alguna que otra, olvidadas de la mano de dios, de un dios interno y común que nos toca por igual.

Dejaremos tanto de lado que apenas nos reconoceremos, a pesar de haber soñado los dos en una misma canción, durante al menos dos minutos. Dejaremos lo que ha estado en boca de los dos, en miradas perdidas y soplos de la inspiración que provocan unos ojos en concreto. Dejaremos la consciencia de los dos para sumirnos en la resaca de los días pasados, de las noches que no han existido y en las que caímos rendidos a los pies de una cama que, ni tuya ni mía, ni tan sólo de los dos, ignora un presente de noches pérdidas en la barra del bar, viendo de cerca a quien nunca se acercará más de lo imaginado. Y aquí, apoyado en una madera impregnada de tristezas  de copas derramadas en lágrimas perdidas dejaré que la distancia sea incluso más corta y que la noche acabe."

viernes, 4 de diciembre de 2015

EMPEZANDO A ENTENDER

"No estoy acostumbrado a la luz. Acurrucado en cualquier rincón del pasado, me hice a la sombra que me ocultaba cuando el ser oscuro apareció. Tanta luz, tantos colores... No estoy acostumbrado. No es este el paisaje que tantas veces se repitió en un incesante discurrir de vida sin sentido y sin discurso, tan dejada a merced del tiempo que todo lo que aparecía se aprovechaba sin pensar. Es demasiada esta claridad que me ciega mientras intento recordar aquellos momentos pasados, bañados sin querer, insoportables hasta la más mínima brizna de aire; no atino a conjurar aquella negrura que lo envolvía todo y que impregnaba el aire de esa textura aceitosa tan irrespirable. No encuentro modo de volver a una realidad tan olvidada como hecha parte de mí mismo. Es tanta la claridad ahora...

Ahora que todo ha pasado como tenía que ocurrir, que los cambios violentos harán florecer las heridas más profundas en aromas inimaginables, ahora es cuando todo deja de tener sentido. Lo que una vez alejó, ahora es simple acercamiento entre dos almas que se buscan. Los miedos, perdidos en un pasado irregular, se manifiestan de nuevo, pero convertidos en la decisión más absoluta de enseñar a navegar a quien lo necesita. Ahora, que todo pasado fue feliz, las fuerzas de un presente oscuro e indefinido asoman por la puerta trasera en este recoveco de mi realidad; se estiran, se retraen y juegan nerviosas ante el no saber qué ocurrirá. Pero ahí es cuando la luz interviene ineludible, separando lo irreal de lo no dicho ni vivido, de lo imaginado como triste por simple defecto de fábrica, empapando hasta la más íntima hebra de una esperanza sin razón y sin sentido, una que solamente existe porque algo más vendrá.

No estoy acostumbrado a esta luz, pero llegaré a hacerlo, sin duda. Cuando mis ojos se adapten a tanta sonrisa que viene porque sí, cuando entienda que el amor tan puro se manifiesta como a él mismo le viene en gana, cuando comprenda que todo lo que he sentido no era más que la antesala de lo que ha de venir; en ese momento que no es más que ahora, seré consciente de lo que es querer sin reservas, de lo que es entender que algo vale más que un todo fraccionado del que, en algún momento, fui parte."