jueves, 23 de julio de 2015

EL GIGANTE

"El gigante vino a por mí; un gigante ausente, oscuro, indefinido, que con su sombra ocultó todo recuerdo de lo que creía haber vivido. Un gigante con una sombra llamada "olvido" se interpuso entre un pasado caduco y el recuerdo de lo no existido. Sombra fría de aliento cruel que congeló hasta el último pensamiento, que paralizó el más mínimo respiro; sombra incierta e indeseada, clavada y abierta en la herida de aquello que, si bien intentado, nunca tuvo claro su destino. 

El gigante vino a por mí e, impertérrito, alzó su voz amenazante para bramar:

—Aquí estoy. Soy Olvido —. Las lágrimas se agotaron, se durmieron los esfuerzos en el abrazo de un imposible tan deseado como difícil de alcanzar—. Aquí estoy; soy tu olvido.

Las palabras resonaron como mareas en lo profundo del corazón. El eco inundó el espacio vacío y, como única respuesta, éste devolvió olvido. Olvido de lo dicho, de lo callado hasta el último instante por no hablar, ese instante decisivo, el más importante, el que conduce —cómo no— al olvido.

—Nadie muere por esto, como nadie vive de recuerdos. Así que, aquí estoy. Soy Olvido.

Tras estas frases, el mundo oscuro e interior se incendió y los recuerdos de lo imposible, de lo sagrado, cayeron desde el cielo en que se conservaban, convertidos ahora en ceniza, carbonizados ante el paso del tiempo y el echar de menos. El gigante hizo un leve movimiento y, en lo que dura un segundo, comenzó a caminar. La sombra, reptante en suave obediencia, siguió al monstruo como sorda, como ciega, contenta ya de haber cumplido. 

La luz se abrió paso entre los resquicios de oscuridad dejados por aquella aparición e iluminó el paisaje acostumbrado, las canciones de siempre. Pero algo hubo distinto, algún elemento que, por el simple hecho de no haber existido, lo hacía todo diferente. 

En la soledad de la ausencia del gigante, tras el grito de conciencia de olvido inevitable, miles de marcas de aquel suelo tan pateado, miles de huellas de antiguos recuerdos, se habían borrado de un plumazo, dejadas al olvido como algo ajeno. Desapareció la magia y así lo hizo lo recordado, fundidos ambos en una oscuridad tan ausente como inaccesible, enterrados bien juntos en el profundo olvido, en el fondo de los intentos.

Y así, perdido el gigante y olvidado el pasado, el paisaje se iluminó de nuevo a pesar de la falta de tantas imágenes y tantos recuerdos. Y así, el camino apareció brillante, siempre adelante; aunque nunca desaparecería la falta de aquellos sentimientos."

viernes, 17 de julio de 2015

LÍNEAS

"Las líneas de luz se atraen de noche. Se mezclan, se tocan, se encuentran, cruzadas y mezcladas en un mar de movimiento. Los haces ondulan y se mueven suavemente, arrastrados por un magnetismo extraño que sólo alcanza a conocer las intenciones más profundas, más accidentadas y surgidas por casualidad. Objetivos caducos que hacen que la energía fluya en una misma dirección, en un sólo momento. 

Las luces se mezclan y diluyen. Los cuerpos,movidos como por magia, se acercan y separan en un soplo de entre inercia y decisión. Estas luces, testigos inertes, impasibles e imparciales del momento, acompasan el moverse de tanto caos premeditado. Porque caos, al fin y al cabo, termina en un acto definido.

Las líneas, tal cual se acercaron segundos antes, se separan en un mar de distancias infinitas en la proximidad de unos centímetros, simplemente pensadas y concebidas en el final de un instante. Los colores, rasgos inherentes de la belleza que se crea, se diluyen en el mar de sentimientos que pocos aprecian, que solamente unos ojos ausentes y perdidos acaban por conocer.

Y al final, luces,líneas y colores, todo se convierte en el mejor escenario pensado, en el único elemento que existirá, en el cerco de la vida, del todo, de la nada... De lo que existe y siempre así será."

miércoles, 1 de julio de 2015

LA NIEBLA

"Vino la niebla; y con ella, la oscuridad intensa, de la que se infiltra en los pulmones y no deja respirar. Vino una niebla tan espesa que las luces desaparecieron tragadas por un hueco en el fondo del no saber. No saber si hacer, si dejar, si correr, si abrazar... Y, así, el miedo a perder lo no ganado, lo encontrado por casualidad cuando el mundo estaba iluminado. Pero es que era esa luz... Esa luz única que surgió de repente para emborronar el pasado y aclarar un futuro en el que aún no se había podido pensar. Aunque sí: las imágenes ya habían nacido en un recoveco de la esperanza. 

Se hizo la bruma que colapsó los ojos de quien se sentía expectante, ansioso por seguir hacia un resplandor que, poco a poco, se dejaba de ver. Se hizo, y tan fuerte, que los nervios saltaron en un tono autoritario que obligaba a la desesperación. Un tono tan desconocido como inapropiado, a pesar de los tumbos de un corazón perdido. Un tono que, aun con la intención de acercar el futuro, de mejorar el presente, de preocuparse por la existencia de alguien más, hirió e hizo mella en la piel más sensible, esa que se alejaba con ritmo lento de ese sentir que luego resultaría compartido. Pero tarde... 

La bruma de un nervio tan poco de acero, tan vibrante ante el miedo de la no existencia de su deseo que se agitó en la inconsistencia de haber encontrado el camino oculto, el codiciado, aquel que llevase a un futuro tan brillante como soñado. 

Se hizo la niebla y oscureció el mundo que había tocado el sol. Se hizo, y tan de repente que las huellas de un pasado lejano, de un futuro no predecido y apenas meditado, se hundieron en la oscuridad de un "que pase el tiempo". Se hizo y consumió un aire que ni se había pensado, que no podría existir... 

Y hoy, como muesca inevitable de aquella oscuridad indeseada, se abre el abismo del tiempo. Se congelan los sentimientos más inesperados y se guardan, como una canción en stand by a la espera de sonar. Y hoy, como deseo inamovible en una vida de tumbos y sorpresas, de desastres bien traídos, quedará la luz que taparon las tinieblas, brillando al fondo de una habitación oscura en que de pronto todo resplandecerá. 

Esperaremos el momento en que se alce el viento, en que la brisa de un no saber qué vendrá, de un esperar lo ya sentido, traiga de nuevo unos minutos preciosos en que todo se conocerá otra vez, en que quizá se parta de cero. Llegará ese instante tan esperado como ahora querido aquí mismo. O no, quizá no llegue y quede solamente una luz furtiva a las notas de una canción desacompasadas con tanto sentimiento. 

Pero llegará algo, aunque no se pueda imaginar. Llegaremos a un momento precioso, libre de humos, de nervios que enturbien la visión, tan libres como fuimos en un momento dorado en que solamente unos minutos fueron capaces de iluminar una vida entera. 

Llegará lo que tenga que llegar, y quedaré esperando con una sonrisa imborrable, furtiva en algún momento de incertidumbre y soledad, pero llegará. Y aquí estaremos, sentados en el porche de una noche tan ilusionante como la primera, esperando al tiempo por decidirse, por saber si algún día volverá. 

La espera, dulce y amarga, despiadada a la vez que misericordiosa, abrigará las noches de verano, de un verano que siempre acaba de empezar. Y aquí, sentados en el umbral de algo inconcebible, nos encontrará el tiempo, sonriendo siempre hasta que llegue el final."